jueves, 28 de octubre de 2010

Algo más

Probablemente debería estar estudiando, pero necesito describir el mundo que me rodea. Puede que suspenda filosofía, o matemáticas, o ese examen de física que tanto estudié, pero realmente, no son más que exámenes, volcar mi memoria reciente sobre un papel y después olvidarlo; se asemeja más a un bote de pintura que abres y viertes en un recipiente más pequeño, lo haces porque no te queda más opción, necesitas el grande, pero ¿Qué queda de la pintura una vez lo has lavado?

Puede que estudie para tener un futuro mejor, por retarme a mí misma, o simplemente puede que lo haga por vanidad, pero después de esos exámenes hay algo más, un mundo gigantesco que nos rodea. Probablemente sea más sutil, no se nos muestra como lo hace el otro, se podría afirma, incluso, que nos guían para que veamos solo el mundo que ellos quieren. ¿Quién lo quiere? Lo desconozco.

¿Nos juzgamos por nuestros meritos o simplemente nos juzgamos por el dinero que tenemos sin tener en cuenta nada más? Creemos que el más rico es el más listo e inteligente, pero… ¿realmente es así? Dicen que el dinero no da la felicidad y probablemente, aquellos que afirman lo contrario, solo sienten envidia. Yo, puedo afirmar que no tengo dinero, no trabajo, no pertenezco a la clase privilegiada, ni mis padres ganan millones al mes, pero probablemente no cambiaria mi vida; no me voy a morir por no tener las rai-ban tan monas que ahora están de moda pero que mañana nadie llevara, ni haberme pasado los dos meses del verano viajando, ni… todas esas cosas que todos vemos y que nos parecen… simplemente apariencia… ¿realmente son felices aquellos que lo tienen todo?

Piensa, por un momento, que lo tienes todo, el mundo se abre ante ti, ahora posees una gran fortuna. Como la hayas conseguido es totalmente secundario, a nadie le importa si has estado años estudiando, si te ha tocado la lotería o si te lo han dejado tus padres, a la clase social con la que ahora te relacionas, solo le interesa tu dinero, tu colección de coches, los metros cuadrados de tu casa, los países que has visitado recientemente, cuanto te ha costado la ropa que llevas puesta… como podéis apreciar, sería imposible citar toda la lista ya que resultaría extenderse demasiado, pero retomando el tema principal, realmente no eres más que una cifra.

¿Pero qué pasa cuando tienes miedo, o te sientes solo o simplemente te has cansado de discursos tediosos y frívolos? Tienes a tu dinero, probablemente un hombre o una mujer llamativos a tu lado que ríe tus ingeniosas frases, pero que es la persona más fría y calculadora del mundo y que, una vez acabada la representación, se vuelve hielo. Sabes que realmente solo siente por ti desprecio, simplemente te utiliza para ascender en la escala social, pero un “plebeyo” a tu lado estaría mal visto, tú no te puedes mezclar con alguien sin dinero, y finalmente, cuando tienes miedo, solo te abraza tu dinero, pero el dinero no es más que un papel al que los humanos hemos otorgado un valor. Puedes romperlo, arrugarlo, tirarlo y encontrarlo, pero nunca podrá devolverte el abrazo, no es más que una continuación de la displicencia que te rodea y que tú cada día notas más grande y densa, así que corre, el niño que todavía eres, solo quiere una caricia para poder dormir en esa noche de tormenta.

sábado, 2 de octubre de 2010

Brillantes colores

Algo extraño ocurría, algo que no se podía ver a simple vista, pero ahí se encontraba. Invisible para el resto, trataba de sobrevivir en un mundo brutal. Miles de sentimientos se arremolinaban intentando esconder su pura luz blanca que, lentamente, comenzaba a apagarse. Por qué no desean comprenderme, se preguntaba, pero cuando intentaba gritarlo, el sonido moría en sus labios. Era un pequeño ser que estaba solo en un mundo superpoblado de brillantes colores.