jueves, 10 de febrero de 2011

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Su vida se basaba en un continuo sobresalto, un miedo irracional al mañana. Sus días tenían veinticuatro horas pero necesitaba, al menos, doce más. Todos la rodeaban, pero habían cambiado ¿Por qué aquellos que ayer la apreciaban hoy no pueden más que hacer que se sienta inferior, una simple gota de agua en la inmensidad del océano? Es poco más que eso, pero le gusta sentirse arropada, sentir un lugar que ya nadie puede proporcionarle, porque ya no hay nadie. Todo ha cambiado, todo se ha esfumado entre sus débiles manos. Y ahora está allí, sola.

Una pantalla la separa de la realidad, aislándola. ¿Son ellos los diferentes o es ella la que se ha quedado atrás?

¿Por qué todos os habéis ido? ¿Por qué todos tenéis que ser tan jodidamente listos? Realmente os odio, os odio por hacerme sentir mal, por hacerme llorar, por hacer que me hunda cada vez mas… os quería pero o yo no sé apreciaros, o estaba equivocada viviendo en un mundo de fantasía.

Después del primer paso, viene el segundo y cada vez estoy más lejos.