lunes, 21 de diciembre de 2009

Tiempo

Tic, tac, tic, tac…

Escuchaba las manecillas del reloj cada día, cada hora, cada minuto, cada segundo. No me liberaba nunca de su acompasado sonido, siempre sobre mí, marcando mis pasos, mis decisiones… todo lo que ocurría a mí alrededor. A veces parecía lejano, otras veces parecía dentro de mi cerebro, mi condena. No recuerdo el momento exacto en el que comencé a escucharlo, solo recuerdo que un día apareció de la nada, o tal vez llevaba tanto tiempo escuchándolo de fondo que me termine habituando… hasta que el sonido se hizo insoportable.

Ningún medicamento es efectivo contra el mal que me aqueja, soy consciente del paso del tiempo incluso sin llevar un reloj de muñeca, puedo decir la hora exacta a la que me encuentro. ¿Es acaso un recordatorio del tiempo que me queda? ¿Una cuenta atrás? Un segundo menos, un minuto menos… pero por más que pregunto, nadie escucha lo mismo que yo, nadie puede decir la hora sin necesidad de relojes, soles o lunas. Todo esto me mata, no puedo continuar así, necesito que ese sonido cese, poder estar en completo silencio aunque solo sea un segundo, saber que todavía estoy cuerdo.

Como si de un milagro se tratase, he encontrado un papel en el suelo. No suelo fijarme por donde piso, a menos que el pavimento este mojado y yo intente contrarrestar el sonido de mi reloj interior con el ruido de las gotas de lluvia. El papel, a pesar de no tener escrito más que un reclamo publicitario para que comprases alguna cosa estúpida y cara hasta límites insospechables me dio una buena idea. ¿Por qué no probar a mirar en mi interior para descubrir ese incansable sonido, ya que ningún fármaco podía acallarlo?

Lo intente, las primeras veces no conseguí mas que sentirme estúpido, pero poco a poco logre alcanzar ese estado de semi consciencia. Probé algo más fuerte, necesitaba saber el porqué…y eso hice. Me sumergí en las profundidades de mi mente, todos aquellos rincones oscuros que había tratado de ocultar.

... lo logré.

Abrí los ojos, solo podían haber pasado unos minutos desde la última búsqueda , pero cuando los abrí todo lo que me rodeaba había cambiado. El cuerpo en el que me encontraba no era el mío, nada era como recordaba pero… ¿Cuánto tiempo había pasado encerrado en mi mente?

viernes, 11 de diciembre de 2009

Pensamientos

Cometemos errores, somos humanos, pero no por ello debemos desfallecer. Debemos aprender a levantarnos. Cada día, mientras luce el sol, o por lo menos no es de noche, asumo todo lo que ha pasado, pero cuando se oculta, mi mente no puede asimilar los datos, se colapsa y deja de funcionar sumergiéndose en un bucle espacio temporal donde nada importa, ningún sentimiento tiene cabida excepto el dolor, el recuerdo, pero hasta esos sentimientos primarios se confunden y se mezclan hasta que es imposible discernir donde comienza un pensamiento y termina otro.

martes, 8 de diciembre de 2009

Manos olvidadas

Una sombra oscura cruzó por sus ojos. Sin esperarlo ni quererlo las lágrimas los empaparon, recorrieron su cara, bajaron por su cuello y se perdieron recorriendo caminos inciertos. Tenía ante sí infinidad de papeles escritos por manos olvidadas hacia ya mucho tiempo, un retazo de su pasado. ¿Cómo todo podía haber cambiado tanto? No tenía una explicación plausible, solo tenía una guitarra y un millar de notas disonantes, una historia en la cabeza imposible de escribir sobre el papel y un dolor que la atravesaba y la hacía temblar. Se alejó de la fuente de su aflicción, temía rememorar el pasado y encontrarse con que nada era tan bonito como la memoria recordaba, tendemos a olvidar aquello que nos causa congoja, y recordar únicamente aquello que nos hizo, en algún momento, sentirnos felices, libres, amantes de una corriente de aire, de un pájaro que canta, de una hoja que cae.

Se levantó triunfante a pesar de que las lágrimas recorrían su rostro, abrió su ventana y tiró aquellos papeles, su pasado, para dejar de recordar lo malo y recordar solo lo seleccionado por un subconsciente amable. Observó como los papeles caían en el suelo mojado, como la lluvia los enterraba. Cerró la ventana con una sonrisa; ella, y solo ella, tenía la clave para modificar el pasado, para no dejar de sonreír.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Baúl de juguetes

Recuerdo cuando era pequeña y tenía miedo cada noche de mi baúl. Todos mis juguetes estaban ahí, me encantaba sentarme encima y mirar hacia la nada, pero cada noche, cuando comenzaba a haber ruidos, me despertaba y ya no podía volver a dormir. Nunca hubo un monstruo bajo mi cama y creo recordar que tampoco en el armario, pero si en mi baúl. Había tantas cosas y era tan grande que podías meterte dentro, cerrar la tapa y dejar de existir. Creía que una malvada bruja habitaba en él de noche y si me dormía, me sumergiría en su oscuro mundo. Una noche soñé que unos bandidos entraban en mi casa y la quemaban, pero yo me escondía en mi baúl y no me encontraban. Lo recuerdo todo como si fuese ayer, tal vez ahí comenzasen mis pesadillas. Si lo recuerdo todo ¿Por qué no puedo volver a aquella época? Sería tan fácil coger una máquina del tiempo, evitar o arreglar todos los desperfectos que aquí causé, volver a reír feliz, dejar de mirar por mi ventana y estar en la calle corriendo mientras el viento alborota mi pelo.

Tan solo una ventana

He creído esa mentira, me he obligado a hacerlo. Quiero sonreír pero es más fácil llorar ¿Dónde está mi sitio? ¿Lo sabes tú? Tan solo tengo una ventana y muchos recuerdos. Recuerdo que sabía cómo se sonreía, que no era capaz de imaginarme el sabor de las lágrimas, que no me ocultaba, que no construía murallas a mí alrededor, sentía los rayos de sol sobre mi piel, pero todo eso acabó, como hace siempre. Abrazo mis rodillas mientras pienso. Miro hacia afuera, todo está oscuro pero iluminado por esas diez farolas. Puedo ver un banco y quiero salir allí, a pesar del frio, a pesar de la tierra mojada, quiero tumbarme sobre ella y observar las estrellas. Quiero secarme los ojos y olvidar su gusto salado, quiero no tomar decisiones, quiero volver a reír. Suspiro una vez más, deshago mi abrazo y me levanto, tal vez sea el momento de decir adiós.

Decisiones

A menudo tenemos que tomar decisiones. Es la parte más difícil de la vida, respirar es fácil, no pensar es fácil, caminar hacia delante es fácil, pero para poder continuar por ese tortuoso camino, necesitamos elegir. Eso mismo he hecho esta mañana ¿Qué cereales tomar? ¿Qué canción escuchar? Parecen cosas banales, sin sentido y, posiblemente lo sean, pero el suelo por el que caminamos se construye con esas decisiones, las que nos afectan a gran escala son los ladrillos, mientras las pequeñas e insignificantes son el cemento que los une.

Personalmente odio tener que elegir, pero a veces, me encuentro en una encrucijada y tengo que tomar una decisión rápida, ya que si no desapareceré. En una ocasión, tomé una moneda y la obligué a ella a elegir por mí una de esas elecciones difíciles que son los ladrillos y, con ello, tan solo gané un millar de opciones más. Procuro evitarlo pero, cada mañana tomo la decisión de levantarme, de vivir, pero podría hacer lo contrario. Intento tomar un camino más largo, pero siempre me lleva a la misma parada, aquella en la que todavía no he tomado una decisión.

Mientras pienso en todo esto, no puedo evitar mirar por mi ventana. La luz entra por ella, mi habitación como siempre, está a oscuras y, mirando hacia afuera, intento no pensar en todo lo que ocurre a mí alrededor.

viernes, 20 de noviembre de 2009

Tachones

Una vez más contempló el blanco papel, con todos sus tachones, con todos sus intentos de volver a ser la persona que había sido. Dejó su mente en blanco, pero las palabras no venían a su imaginación. La melodía sonaba de fondo. Se levantó de su escritorio, recorrió con la mirada el cuarto en el que se encontraba y al posar su vista en la ventana abierta, sus ideas regresaron. Cogió la pluma que había tirado con precipitación en la lucha contra su pasado y sobre aquel destrozado original escribió en una esquina, con su apretada caligrafía: “he vuelto”.

martes, 17 de noviembre de 2009

Silenciosa llamada

La canción volvió a sonar, incansable. La persiana estaba bajada, su cuarto en penumbra. No tenía ganas de levantarse, no tenía ganas de volver a ser persona. Comenzó a recordar todo su pasado, y se dio cuenta del daño que había hecho. Las lágrimas acudieron una vez más a su silenciosa llamada, y a pesar de que intentó rechazarlas con todas sus fuerzas, a menudo sus emociones la superaban. Llevaba tanto tiempo mintiendo, tanto a sí misma como a todos aquellos que la rodeaban, incansables, que no pudo evitar mortificarse por ello.

Recorrió con sus cansados ojos aquellas cuatro paredes que la protegían, y a pesar de la oscuridad reinante, podía apreciar sus contornos, desgraciadamente no era absoluta. El móvil volvió a parpadear, una súplica de aquellos que la rodeaban para que volviese a la vida, pero no tenía ganas de sonreír una vez más, de aparentar que nada pasaba, cuando sus tristes ojos decían lo contrario. Aquello era mejor, ya no existía, su mundo se reducía a sus pensamientos, a aquella canción que la mantenía cuerda. Un cristal se rompió cuando llego al suelo, su última decisión.

El dolor regresó, tan punzante que la dejó sin respiración. Notaba el sabor de la sangre en su boca, era consciente de que el momento se acercaba, y antes de que sus ojos perdiesen aquel brillo que los caracterizaba, se dio cuenta de que alejándose aquellos últimos días, no había reparado en modo alguno el daño que durante meses, o tal vez años, había causado.

domingo, 15 de noviembre de 2009

Idiota

Confiamos, y una vez más nos damos cuenta de lo idiotas que somos por hacerlo. Solo los humanos tropiezan con la misma piedra, y aunque no quería creer en ello, tengo que terminar admitiéndolo, ya que me encuentro entre los millones que, como yo, lo hacen cada día. ¿Por qué lo hacemos? No tengo respuesta a eso, como no la tengo para muchas cosas, pero muchas cosas no son importantes, y saberme estúpida sí. Me gustaría echarme a llorar de impotencia, pero haciéndolo solo conseguiría tener que secarme las lagrimas que recorrerían mi rostro. Odio confiar, pero es como respirar, al final siempre termino haciéndolo, y una vez más termino estampándome de bruces contra el frio y duro pavimento.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Caza de brujas

Una vez más había vuelto a su lugar mágico para conseguir descansar. Cada uno de sus músculos estaba agarrotado, pero aunque físicamente no se encontrase en aquel paraje, el desplazar sus pensamientos hasta allí tenía casi el mismo efecto. Tumbada como estaba sobre aquel frío y duro suelo de piedra, con los ojos cerrados y su lenta respiración, poco a poco noto como se iban relajando, liberandola del dolor de la larga caminata. Odiaba toda aquella situación, pero no podía hacer nada, más que proteger su propia vida. Cada noche su mente regresaba a aquel lugar idílico en el que no había estado nunca.

Llevaba huyendo casi dos semanas, dos semanas en las que no había conseguido más que sueños plagados de pesadillas y que hacían que se despertase más cansada de lo que se había acostado. Los recuerdos de aquella noche sin luna la atormentaban, no había podido hacer nada aunque la hubiesen dejado, por eso a pesar del frío reinante, prefería no encender una hoguera, aunque este había sido su compañero de juegos en los anteriores veintidós años de su vida.

Las habían quemado a todas, acusándolas de algo que no habían echo; ella era la bruja. No tenía más que tres años cuando sus poderes se comenzaron a manifestar. Al principio no podía mas que mover pequeños objetos, pero a medida que pasaba el tiempo era capaz de hacer cualquier cosa, y su culpa había sido ayudarla a conseguir todo aquello. Aparecieron una noche sin luna, tal como sus sueños habían augurado, y a pesar de todas las medidas que había tomado, de nada habían servido mas que para salvarse a si misma ya que sus maestras habían dado su vida.

Cuando volvió en si, las lágrimas inundaban sus ojos y comenzaban a correr por sus mejillas. Odiaba a sus asesinos, que no comprendían su poder, pero se odiaba a si misma por no haberlas protegido.

viernes, 30 de octubre de 2009

un jueves por la mañana

A pesar de que faltasen escasos días para el invierno, aquel mediodía hacia calor, por lo que cogió su jersey negro y dejo su largo abrigo del mismo color colgado de una percha. La mochila le impedía caminar bien, o en todo caso sin darse golpes en las piernas; adoraba esa cartera y ya casi no los notaba, estaba demasiado acostumbrada. Bajó aquella calle a su velocidad habitual, la que había sido su velocidad habitual, recorriendo la calle por la que cada mañana corría ya que sabía que llegaría tarde a clase, una vez más, e historia a primera, el profesor volvería a recordarle que había llegado cinco minutos tarde, pero eso ahora ya no importaba, ya no llegaba tarde a ningún lugar, solo corría por el simple hecho de sentirse viva. Paso por delante de una de las puertas sin ni siquiera pararse a contemplar sus barrotes negros, no era ese su destino, pero al pasar a su lado, le llego el olor de una mimosa, un olor dulce y empalagoso, pero que siempre le había gustado, y que le traía gratos recuerdos. Pasó de largo, pero el olor quedo grabado en su pituitaria, al igual que árbol vestido de otoño e iluminado por el sol.

martes, 20 de octubre de 2009

Maldito

Notaba su respiración, cuanto le costaba, y como esta se acompasaba a la suya. Había sido doloroso, todavía lo era y seguramente siempre lo seria, pero a pesar de todo, odiaba aquella maldición por encima de todo, aunque ahora se sentía vacio. Su cuerpo no volvería a transformarse en una bestia, esta siempre caminaría a su lado, compartiendo su mente, eternamente ligada a su persona sin poder distanciarse, sin la posibilidad de volver atrás. Había roto el conjuro, pero el mismo se había roto en mil pedazos diseminados en dos cuerpos conectados.

Aquel lobo que caminaba a su lado tenía unos ojos demasiado inteligentes, se lo habían advertido, ya no era humano y no podía vivir entre los civilizados. Durante años intento vivir en la comunidad de los licántropos pero ellos adoraban a la luna, amaban convertirse cada plenilunio en bestias salvajes, mientras él lo odiaba y trataba de resistirse sin éxito. Intento buscar una solución, la que fuese, pero por mas magos que amenazaba, por mas pócimas que tomaba, cada luna llena su parte irracional salía a la luz; hasta que lo encontró.

Hacía dos días que se había convertido por última vez, y su cuerpo todavía sufría transformaciones, por lo que robo una capa con capucha para poder ocultarse de miradas indiscretas. Los guardias de la muralla le habían intentado para el paso, pero aquellos ojos ambarinos inspiraban temor. Había oído hablar por primera vez del hombre al que buscaba esa noche hacia solo cuatro años. Sus hermanos hablaban de él con temor, era la única persona capaz de separar a la bestia y al hombre, y eso para ellos sí que era una maldición, no lo que tenían ahora, que lo identificaban con la libertad.

Ya se había dado por perdido cuando una noche de luna llena, en el claro de un bosque, escucho los aullidos enfebrecidos de un lobo. Se debatía contra los barrotes, quería seguir siendo un lobo por toda la eternidad, pero él deseaba todo lo contrario. Lo observo durante algún tiempo hasta convencerse de que la solución estaba al alcance de su mano.

El pueblo estaba dormido, y solo se podía ver la luz de una vela que salía por una ventana. Abrió la puerta y se encontró a aquel hombre de capa plateada sentado, leyendo a la luz del fuego. Levanto lentamente la cabeza y cuando reconoció los rasgos que se ocultaban bajo la capucha, sonrió. Llevaba tiempo esperándolo.

Cuando despertó, la realidad y la ficción se fundían sin posibilidad de separarlas: un pueblo, un anciano con una cura, un intenso dolor y la oscuridad. Abrió los ojos lentamente, deseando que aquellas imágenes de su mente fuesen reales. A su lado un lobo comenzaba a desperezarse y a su lado.

lunes, 19 de octubre de 2009

La solucion

Una sonrisa asomaba a su boca, pero todavía no se había decidido a salir cuando en el horizonte diviso aquella línea roja que lo cruzaba, estaba amaneciendo. Sus labios terminaron de curvarse, desembocando en una gran sonrisa, un nuevo día, un nuevo amanecer en un nuevo mundo. Estaba cansada de aquello, la misma rutina, las mismas palabras de cortesía, los mismos hipócritas. En su mente se formo la conversación entre su parte racional y su irracional: ¿Quién era? ¿Por qué estaba allí? ¿Cuál era su función en aquel desierto? Se cruzaba con personas cada mañana, cada tarde, cada noche, pero estaba sola, todos tenían la mirada perdida en otro universo, el universo de sus cavilaciones. Entonces se dio cuenta de que estaba perdida, ese no podía ser su universo. Temía a la oscuridad, a los fantasmas del presente, los contornos del futuro, y entonces se dio de bruces contra el suelo, una vez más termino tendida con toda su longitud en el suelo, pero nadie se acerco a auxiliarla, en aquel mundo gris nadie lo había apreciado, simplemente entorpecía su camino, y salvaron el obstáculo: pasaban a su lado, se movían con una velocidad uniforme, eran maquinas, había dejado de lado sus sentimientos, y entonces vio el centro de sus problemas, la única persona con color aparte de sí misma, y tomó la decisión. Lo llevaba en su diminuto bolso, se lo habían dado a todos como la fórmula mágica que soluciona los problemas y todos se lo habían tomado, todos menos ellos dos, los últimos supervivientes, hasta el momento en que acerco la botella a su boca y derramo su contenido por la garganta. Noto como su tráquea se cerraba, no podía respirar, se estaba quedando sin oxigeno, se estaba muriendo. No vio como el último superviviente corría hacia ella, tampoco importaba, cuando se levanto sus ojos se habían teñido con el mismo velo tupido: ya no veía, ya no sentía, había expirado su último aliento de libertad.

viernes, 16 de octubre de 2009

Tan solo déjame respirar

Estaba sentada una vez mas en aquella mesa de color verde que le habían comprado para que algo a su alrededor fuese alegre y luminoso, pero no se lo parecía, era una condena mas, algo alegre en un mundo terrible. Ella tenia una mesa enorme y de un color verde alegre, y un niño a millones de kilómetros se estaría muriendo porque la genética miraba por la especie, no por el individuo. Estaba perdida en sus cavilaciones cuando escucho un sonido extraño. Comenzo a buscar por toda su habitación, hasta que dio de bruces con aquel baul que había cerrado hacia años, ya que abrirlo significaba caer al abismo, y ahora estaba en su borde, pero aquel sonido tenia algo que la atraía irremediablemente, como los polos opuestos de un iman se atraen, ella tenia que saber de donde venia aquel sonido, no podría alejarse del borde hasta que lo supiese, no podría pasar pagina. Se quito el colgante del que nunca se separaba, y de el seleccionó una pequeña llave dorada con la que abrió el pesado candado que rodeaba aquel baúl. De entre todos los dibujos, recuerdos y demás, una caja sobresalía. Era pequeña, poco mayor que su puño, y era de allí de donde salía el sonido. Dirigió su mano al lugar en el que deveria haber estado su corazón, pero solo encontró aquella vieja cicatriz y entonces recordó como había sido: harta del dolor que le causaba cada latido, se lo había arrancado, y lo había depositado en aquella bonita caja. De aquello solo quedaba una cicatriz, pero al crear el vacio, se dio cuenta de que, por muy doloroso que respirar había sido, eso la mantenía viva, y ahora tan solo vivía de recuerdos, pensó que nunca mas volveria a latir; pero ahí estaba, en la habitación en la que había ocurrido todo, con la caja entre sus dos manos, notando como , cuanto mas cerca estaba de si misma, con mas fuerza se comprimía y expandía, como si el también lo ansiase, el sentirse vivo de nuevo. Abrio la caja con manos temblorosas, temiendo lo que allí pudiese encontrarse, pero todo estaba tal y como lo había dejado la ultima vez. Millones de espinas lo rodeaban, y entre ellas, petalos rosas que se habían vuelto negros, manchados con su sangre, testigos de su traición. Lo acuno con sus manos, y los sintió calido, no frio como aquella ultima vez, y fuerte, ganando vitalidad a cada segundo que pasaba, cada milímetro que se acercaba. La herida se abrió poco a poco, mostrando el oscuro vacio en el que deveria estar el musculo que se encontraba entre sus manos, y allí lo deposito, odiándose a si misma por haber caído una vez mas, en aquel circulo vicioso, del que volveria a salir malherida.

jueves, 15 de octubre de 2009

una nota de armonia entre millones discordantes

Podía escuchar aquella música pero por más vueltas que daba sobre si mismo no podía encontrar el lugar del que provenía aquella maravillosa melodía. El violin se elevo de entre el resto de instrumentos para dar fuerza a la melodía. Destacaba entre el resto de sonidos, creando la armonía entre las notas discordantes. Una lucha entre los graves y los agudos, semejante a la lucha mitológica entre el bien y el mal, pero en esta ocasión no habria muertes por el camino, solo la belleza de una lagrima descendiendo por la mejilla de un espectador, sobrecogido ante la inmensidad de unos sentimientos inabarcables, tiempo atrás enterrados.

No paro de buscar hasta que exhausto se tumbo sobre el frio pavimento. Allí, solo y cansado, podía escuchar con mas intensidad aquella música. Cerro los ojos, si aquello era estar loco, habría deseado estarlo mucho antes. Todas sus heridas se cerraron, las cicatrices se borraron y la oscuridad llego como una bala de plata atravesando su cansado corazón.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Termino medio

[…] Y levantó triunfante la cabeza cortada del perdedor mientras la multitud contemplaba como era su misma cabeza, la misma persona, un alma fragmentada en dos personas idénticas que compartían el mismo pensamiento, destinados a terminar el uno con el otro, con un único superviviente, destinado a una vida marcada por la amargura por haber asesinado sin piedad a su rival y a parte de si mismo […]

jueves, 8 de octubre de 2009

Tiempos lejanos

Todo llega y todo se va, pero el recuerdo queda grabado en nuestra memoria, ayudándonos a seguir, aunque el camino sea difícil, aunque la luz se haya apagado, el retentiva del ayer nos ayuda a llegar al mañana, a no cerrar los ojos y dejarnos ir, a luchar, a ser fuertes, a no llorar.

Aguantó todo lo que pudo sin derramar una sola lagrima, pero entonces no pudo mas y sus acalladas emociones afloraron a la superficie, llevándose toda la oscuridad, como un rio que vuelve a su cauce volvió a sentir los rayos del sol sobre su blanca piel, no importaba quemarse, no importaba el pasado, solo importaba ese momento. Como una bola de fuego ardiente que todo lo arrasa a su paso, volvió a reír y se maravilló del sonido de algo que hacia tiempo había olvidado. Bailó al ritmo de una música que solo podía escuchar en su cabeza hasta que la noche callo cubriéndolo todo con su manto, pero incluso entonces, podía notar al astro rey alumbrando la senda que recorría.

Pasaron los años, y no volvió a recordar aquel vacio ni aquella oscuridad que antaño acompañaban su esencia, oprimiéndola, sin otorgarle descanso alguno. Fue entonces cuando se fijo en aquel olvidado reloj de pared. Los segundos pasaban y no volvían, sus manos ya no eran las mismas que muchos años atrás habían contemplado aquel reloj, se habían marchitado, ¿volvian los fantasmas de tiempos lejanos para torturiar su tranquilidad? Su presente y pasado se juntaron en aquel momento hasta cortarle la respiración, y todo volvió con la misma fuerza del ayer, consumiendo aun mas su ya escasa seguridad.

Cuando abrió los ojos, estaba tumbada en el sillón donde se había quedado dormida contemplando aquel gigante reloj que tanto le recordaba el paso del tiempo, y con una incipiente sonrisa, supo lo que tenía que hacer.

Tal vez los sueños nos muestren el camino, pero somos nosotros los que tenemos que atrevernos a dar ese último paso para hacerlos realidad

viernes, 2 de octubre de 2009

una palabra negra sobre un fondo fucsia

Temía mirar a sus ojos y ver la verdad. Todo se había esfumado, los recuerdos no eran más que eso, y odiaba aquello, sentirme como una idiota por haber confiado tanto en aquel ser que ahora me decía que lo mejor era que no volviésemos a vernos, mientras la parte irracional de mi mente gritaba que deseaba con todas mis fuerzas que aquello no fuese verdad, la racional decía que no estaba dormida y que tendría que afrontarlo una vez más. Seguiría cayendo en la trampa de volver a enamorarme, pero esta vez lo único que quería era que aquella locura terminase, que me dijese que era solo una broma de mal gusto.

Alguien había puesto banda sonora a aquel momento, y esa era ahora la música que enmudecía mis sentidos, no quería llorar, pero los primeros acordes me hacían recordar lo mucho que ansiaba un abrazo, su abrazo. Hacia tan solo unas horas habíamos estado riendo, éramos las partes del mismo rompecabezas, pero al siguiente instante todo había terminado y la música seguía sonando, imparable.

Parecía que todo llevase su firma así que cogí aquel bote de pintura negra y en las paredes rosa fucsia escribí la única palabra que le convenía a aquel momento: Dolor. Una vez que la pintura estuvo seca me quede allí, contemplándola. Resaltaba de manera especial sobre un fondo demasiado alegre, pero cuanto más la contemplaba más me daba cuenta de que eso era lo que sentía, lo que me desgarraba, así que cogí mi bolso y me fui; dejándolo todo, dejando mi dolor sobre aquella pared.

jueves, 1 de octubre de 2009

Sangre, guerra y fuego

Aquella canción volvía a sonar, todo era de un bonito color claro, pero no podía ser feliz, recordaba, y eso la mataba lentamente, cada segundo intentando olvidar hacia que sus recuerdos fuesen mas vividos y la culpa mas obsesiva.
Recordaba como la noche anterior habían bebido, como al levantarse aquella mañana no recordaba más que partes inconexas , y esa noche decidieron repetir, nublando sus mentes y su culpa con alcohol, sintiéndose felices de una manera irreal, que poco a poco los iba consumiendo. Todavía había alcohol en su sangre pero El decidió conducir y ella no le dijo nada y eso era lo que ahora la llenaba de culpa, podría haberlo evitado. Se montaron en aquel coche aquel oscuro día. Se miraban a los ojos cuando todo ocurrió, no vio el coche hasta que fue demasiado tarde, hasta que su sentencia ya estaba firmada.

Después de aquello no recordaba nada, tan solo había oscuridad, la misma oscuridad con la que se había despertado aquel día, malos augurios la acompañaron pero ella no hizo caso hasta que fue demasiado tarde para tomar cualquier precaución. Tenía las muñecas atadas a la cama, había tubos por todas partes, le dolía cada centímetro de su cuerpo pero estaba viva, milagrosamente estaba viva; la mala noticia no llego hasta unas horas más tardes, y entonces deseo haber ocupado su lugar.

La vida es dura, pero a veces nuestras decisiones la hacen empeorar, llevándonos a lugares en los que nunca deberíamos haber posado nuestra mirada, que nos embaucan, esos preciosos oasis se transforman en un infierno de fuego, sangre y guerra, y es demasiado tarde para nosotros, ya no tenemos escapatoria, hemos vendido nuestra esencia, ya no somos más que cascaras vacías que recorren las calles buscando lo que antaño desdeñamos.

miércoles, 30 de septiembre de 2009

una jaula de oro

Las lágrimas se derramaban, pero no podía hacer nada para evitarlo, lo odiaba todo y, en la cima de su odio se encontraba ella misma ¿como sonreír cuando lo que más odias eres tú mismo? ¿Cómo seguir hacia delante? Lo que al principio le parecía la libertad ahora es una jaula con barrotes de oro, muy bonita, si, pero la consume igual que lo hizo antaño, otra jaula, otra época, otro universo... Es joven, tal vez demasiado, quizá ese sea su mayor problema, tal vez por eso ahora desee el descanso que vendrá después, habrá cumplido su misión. Tiene ganas de dejar de buscar, tiene ganas de correr a su lado. La apena no ver la evolución, no ver el final, pero sabe que eso será imposible en la perecedera carcasa humana con la que se protege. Y sus últimas palabras quedaran en el olvido como lo hicieron antes las miles de voces que el tiempo dejo atrás.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

dormir en el pasado, despertar en el presente

Aquel día estaba deseando poder irme a dormir, necesitaba descansar y olvidarme de todos mis problemas. Mi cena, como siempre, había sido una cosa muy liviana, odiaba cenar en exceso. La cama estaba fría cuando me metí en ella, pero me gustaba aquella sensación. Note como me pesaban los parpados y poco tiempo después, todo se había vuelto negro.

Cuando me desperté, todo parecía diferente: Aquella no era mi cama, ni mi habitación… ¿Dónde estaba? Salí de la cama en busca de algo que me hiciese recordar donde estaba ¿acaso el alcohol me había jugado una mala pasada? Todo lo que podía observar a mí alrededor tenía el aspecto de una casa muy antigua y hacia frio. No había fotografías ni nada que pudiese indicarme donde estaba. Había un extraño vestido encima de una silla, que nada tenía que ver con mi ropa. Me vestí con aquello ya que llevaba puesto un extravagante camisón. Explore el resto de la casa, en busca de una referencia pero no encontré nada.

Era una casa pequeña, de tan solo una planta y de escaso mobiliario. No había fotografías enmarcadas ni cuadros en las paredes y todo tenía un toque antiguo, como si el propietario de la casa fuese un amante de la edad media. Tenía que salir de allí cuanto antes. Con mis pintorescas ropas me dirigí a toda velocidad a la calle y lo que allí me encontré me dejo conmocionada: juglares por las calles, echadores de cartas, bufones…

¿Qué era todo aquello? ¿Qué estaba pasando? ¿Acaso todo era una extraña broma? Vi a una mujer cargada con lo que parecían verduras y me dispuse a preguntarle en qué año nos encontrábamos, aquello no podía ser otra cosa que una novatada. Cuando no estaba más que a unos pasos de la mujer, me di cuenta de que en aquella concurrida calle nadie osaba mirarme a la cara

- Perdone señora, ¿podría decirme en qué año nos encontramos? – la mujer me observaba con una mezcla de temor y curiosidad en los ojos, debatiéndose entre hablarme o alejarse de allí lo más rápido posible, afortunadamente se decidió por la primera opción

- ¿Se encuentra bien vuestra merced? Estamos en el año 1472 de nuestro señor.

La mujer se despidió con una inclinación de cabeza y se alejo de allí todo lo rápido que se lo permitían sus piernas. ¿Había oído bien? ¿Año 1472? ¿20 años antes del descubrimiento de América? Aquello no podía estar pasando, debía de estar dormida, no podía ser otra cosa. Hice lo que en aquel momento me pareció más adecuado, comprobar si estaba dormida pellizcándome, y si, dolía lo cual solo podía significar una cosa… ¡no estaba dormida!

Comencé a mirar a todos lados buscando una respuesta, los viajes en el tiempo no eran posibles, yo no podía estar en aquella época. Quería volver a mi casa, quería cerrar los ojos y despertarme en mi cama, con el sonido del despertador y el ordenador haciendo un ruido infernal, quería…

- Perdonad bella dama, ¿acaso estáis perdida?

Cuando mire a la cara a la persona que me había hablado note como mi ritmo cardiaco aumentaba, una cara conocida en toda aquella locura… de repente el mundo comenzó a disolverse y todo se volvió oscuro y un ruido sonaba de fondo, un sonido demasiado conocido: mi despertador. El corazón me dio un vuelco, no había sido más que un sueño pero ¿Por qué todavía llevaba aquel maldito vestido?

lunes, 14 de septiembre de 2009

"tu mismo"

Habíamos quedado demasiado temprano para mi gusto, pero no solo mi opinión contaba. Las calles estaban llenas de gente, personas por todos lados, vasos de plástico por el suelo, botellas de cerveza que rodaban sin control por todas las calles pero nada de eso importaba, en unas horas estaríamos cantando todas aquellas canciones que nos han acompañado en los malos y buenos momentos, con las que lloramos y con las que reímos.

Poco a poco la hora señalada se acercaba, teníamos que llegar antes si queríamos verlos. Los anteriores no nos gustaban pero, aun así tarareamos sus canciones. Su mala cara me molestaba, ¿no podría sonreír ni aunque fuese un momento? Estaba demasiado centrado en: ¿volverá a pasar? ¿Me quiere? Mientras ella, si se daba cuenta, hacia como si nada fuese lo que parecía. Media hora esperando a que los primeros acordes comenzasen a sonar. Estábamos en primera fila, y cada vez con menos espacio, pero eso no importaba, estábamos allí. Comenzamos a cantar y la emoción nos invadió. El concierto fue mágico, pero a nuestra visión demasiado corto. La luna nos iluminaba mientras la música llenaba nuestros corazones. Cuando tocaron la canción más conocida, la plaza entera vibro al son del estribillo.

Terminó tan pronto como había comenzado pero en nuestras caras se adivinaba la realidad, ¿Por qué terminaba tan pronto? Comenzamos a pedir a gritos otra canción más, pero cuando comenzaron a despedirse, nos dimos cuenta que había terminado y nos invadió la tristeza.

Los oídos nos pitaban, pero mientras recorríamos las calles de la ciudad antigua, los versos seguían sonando en nuestras mentes “nada hay bajo el sol que no tenga solución…”

viernes, 4 de septiembre de 2009

sol naciente

Las luces estaban apagadas cuando llegué así que no me tomé la molestia de entrar en casa. Era una noche fría pero no por ello dejaba de ser hermosa. La luna llena iluminaba mis pasos, las estrellas guiaban mi camino y la oscuridad me abrazaba recordándome que no estaba solo.

Caminé hasta el precipicio, despacio, como hacia siempre que me acercaba para mirar hacia la línea en que se confunden el cielo y la tierra. Adoraba aquel lugar, era el mejor sitio para recordar el pasado, todo lo que había pasado aquella tarde.

Me tumbé cerca de su borde, con mis brazos entrecruzados a modo de almohada. Abajo, muy abajo, podía escuchar el mar batiendo contra la roca negra, como llevaba haciéndolo años. Mi respiración se fundió con ese sonido.

Estaba allí, pero mi mente se encontraba a miles de kilómetros ¿Por qué había pasado? Todavía podía recordarlo. El sol iluminando su rubio cabello, sus ojos azules me miraban como si fuese la primera vez que me veía y en sus labios, una sonrisa. Bailaba al ritmo de una música que solo ella podía escuchar… era perfecto, solo existíamos nosotros. Fue entonces cuando ocurrió, cuando aquella bella tarde se convirtió en el ocaso más triste de mi vida. Habían pasado dos años, hoy hacía dos años, en los que no he podido parar de pensar, de culparme.

Me situé en el borde del barranco y desde mi altura contemplé las piedras que había al pie del acantilado, donde la había visto por última vez. Seria tan fácil, tan tremendamente fácil seguirla, solo necesitaba una corriente de aire, un pequeño empujon y volveríamos a ser el mismo ser. El sol comenzaba a salir, no me había dado cuenta de la hora que era; el momento había pasado.

Fue entonces cuando la vi, transparente como el cristal, voluble como el humo, pero ahí estaba, mirándome, sonriéndome. Si estaba loco, esa era la más bella locura que nunca podría existir. Alargué mi mano, si tenia que seguirla aceptaría gustoso ese precio, pero ella la rechazo y sonrio con tristeza, mientras los rayos de un sol naciente la hacían desaparecer.

miércoles, 26 de agosto de 2009

Vida

Quieres pero no puedes, y al darte cuenta de tu fracaso te rodeas de oscuridad, nada importa, tus sueños de grandeza murieron junto con tus esperanzas. No eres más que una sombra de lo que antaño fuiste. El alcohol y las drogas fueron tus amantes en las frías noches del invierno, pero a la vez que te daban lo que querías, poco a poco iban restándote la poca vida que te quedaba. Los huesos se translucen a través de tu blanca piel. Te rodeaste de quien no debías, tus amigos intentaron ayudarte pero los dejaste de lado, tu no serías como el resto y pensaste que donde todos fracasaron tu triunfarías; te equivocaste. Los médicos ya no pueden hacer nada por ti; te mueres y solo ahora, te das cuenta de lo idiota que fuiste. Ya nadie te quiere, ya nadie te espera. No tienes nada más que lo que tú mismo te buscaste, así que tampoco esperes que llore lágrimas de sangre por ti, hace mucho tiempo que se secaron.

jueves, 20 de agosto de 2009

Muertos al amanecer

Estaba lloviendo. Solo el sonido de los tacones contra el pavimento podía escucharse aquella fría noche, pero no sentía el frio enfundada en mi vestido rojo. Giré una cuantas calles hasta llegar a la única zona de la cuidad viva a aquellas horas de la noche. Observé a todos aquellos hombres que me miraban, pero esa noche no quería a ninguno, esa noche tenía una misión que cumplir y no era momento de juegos con idiotas descerebrados. Estaba buscando a un joven apuesto, pelo rubio, ojos azules… el típico chico rico y guapo. Esa noche el trabajo no iba a resultarme fácil, pero no podía equivocarme o lo pondría sobre aviso, solo tenía que encontrarlo; el resto era muy fácil.

Notaba las miradas envenenadas que me lanzaban pero no les guardaba rencor, también yo lo haría si fuese como ellas y me encontrase con alguien como yo, pero la verdad es que no me importaría ser como ellas, ser una asesina es un trabajo con demasiadas responsabilidades. No soy demasiado alta, pero los tacones hacen milagros, lo mismo que ese vestido corto y rojo… cada vez que lo miro colgado en su percha me pregunto cómo puedo ponerme una cosa tan estrecha. Forma parte de mi trabajo: encontrarlos, seducirlos, apartarlos del resto y asesinarlos… aunque a veces queda algo de tiempo para la diversión.

Tras pasar la vista varias veces por aquel recinto cerrado, encontré a mi nueva presa. Estaba sentado con una copa en la mano y una mujer bonita en la otra. Me acerque lentamente, no quería levantar sospechas pero no me quedaba demasiado tiempo, al amanecer tenía que estar muerto y para eso no faltaban más que un par de horas. Hice todo lo posible porque su mirada se centrase en mí, pero parecía muy ocupado conversando con sus amigos ricos como para fijarse en el resto de personas de aquella sala, así que no me quedo más remedio que pasar a la acción: si él no iba a venir seria yo la que fuese.

No me paso desapercibido que no había terminado su copa cuando lo encontré en la barra a mi lado ¿Qué significaba aquello? ¿Qué estaba pasando? Algo no iba bien, podía sentirlo, pero ya era tarde para dar marcha atrás, solo me quedaba avanzar. Entable conversación con aquel sujeto y cuanto más hablábamos, mas me daba cuenta que algo no encajaba, no era lo que aparentaba ser.

Con esfuerzo conseguí apartarlo de sus amigos y llevármelo a un callejón cercano. No iba a ser mi mejor golpe pero serviría. Me aseguré de que no hubiese gente observando y cuando me dispuse a matarlo note otra pistola apuntando a mi pecho ¿Qué estaba ocurriendo? ¿Quién era aquel joven?

- Hola Arila, encantado de conocerte
-¿Quién eres tú?
- Jack

Ese nombre me sonaba pero no conseguía ubicarlo ¿no era así como se llamaba el chico nuevo de la agencia? Además, conocía mi nombre, un nombre que no había salido desde hacía años de allí. Quería respuestas y las necesitaba así que, con mi pistola apuntando a su pecho comencé mi interrogatorio. La agencia planeaba matarme, lo que Jack no sabía era que también querían matarlo a él, si esto era una especie de broma no tenía gracia, pero tratándose de la agencia era exactamente lo que parecía: teníamos órdenes de asesinarnos mutuamente.

Todo sucedió muy rápido, vi como Jack iba a dispararme cuando titubeó en el último momento, ocasión que yo no desaproveché. Con el arma ya apuntada, disparé. No tuvo tiempo ni de intentarlo una última vez, cuando llego al suelo ya estaba muerto; una pena, era un joven muy apuesto.

Me fui de allí sin mirar atrás, como tantas otras veces había hecho.

sábado, 1 de agosto de 2009

el anciano que contaba cuentos

El anciano sonreía feliz ante la visión de los niños rodeándolo mientras pedían que les contase otra historia.

Nunca pedía limosna, ni tampoco la aceptaba, decía que solo lo hacía para poder contemplar la sonrisa de los niños, que esa era su mayor recompensa.

Era un hombre de avanzada edad y ojos oscuros siempre alegres. Su larga barba cana estaba cuidada y a pesar de sus ropas, podía apreciarse que no era lo que aparentaba ser. Nadie conocía su nombre, para todos era “el cuentacuentos”. Tan solo se pasaba una vez al año por la aldea pero los niños lo esperaban con fervor. Cada año por las mismas fechas aparecía por el camino que llevaba a la aldea un carromato tirado por un caballo. Los niños corrían hacia él, y el hombre los recibía a todos con una sonrisa. Esa misma noche, sentado en su taburete, cuando la luz de la luna iluminaba la plaza central de la cuidad, el anciano comenzaba a relatar las aventuras de bellas princesas, ogros malvados y príncipes valerosos… y esa noche no iba a ser diferente.

Los niños esperaban intranquilos a que el hombre comenzase su relato, mientras sus padres intentaban en vano que su propia expectación pasase inadvertida. Un fuego estaba encendido y en él tenía perdida la mirada el narrador. Cuando al fin la aparto los niños ya no podían contener la emoción de escuchar otra historia, y el hombre no se hizo de rogar.

Relató la historia de un joven noble que veía la injusticia a la que estaba sometida su pueblo. Siendo aun joven, se había prometido que si un día era rey, trataría a sus súbditos como a sus iguales ya que todos eran personas. Como había jurado, instauro un reino de justicia y libertad. Su sueño pronto se vio truncado por la maldad de su primo el conde de Hibberten que veía peligrar sus planes de comandar los cinco reinos. El joven rey lucho hasta la extenuación por salvar a todos cuantos podía, pero sus esfuerzos fueron en vano y tuvo que contemplar el horror de ver a su gente esparcida por el suelo sin vida. Había matado a su primo y el trono seguía siendo suyo, pero ahora le parecía algo frio y vacio, sus sueños habían muerto junto con su pueblo.

Esa tarde un hombre entro en el pueblo, era un cuentacuentos. El rey, marcado por la muerte de todas aquellas personas no podía quitarse de la cabeza que había sido culpa suya, con lo que se acercó al hombre y le entrego las llaves de su castillo, pidiéndole a cambio que le enseñase la profesión de narrado. El joven sabía que dejaba el reino en buenas manos ya que conocía a aquel hombre desde que era un niño. El anciano acepto la propuesta, prometiéndole que intentaría reinstaurar lo que un día el rey había soñado. El joven sonrió pero una lágrima recorrió su cara, recordándole su fracaso.

Transcurrieron varios años hasta que el cronista creyó que el joven estaba preparado para soportar los duros inviernos y los cálidos veranos en los caminos en busca de la sonrisa de los niños.

Aquel joven, encontró la paz que ansiaba pero nunca se perdonó lo ocurrido en aquel reino de libertad y justicia. En vez de luchar contra dragones y salvar a bellas princesas prefirió iluminar la cara de los niños que un día llevarían su mensaje allí a donde fuesen.

Cuando el anciano termino de relatar su historia, una lágrima descendía por su rostro. A pesar de los años transcurridos, su corazón seguía roto por aquellas gentes a las que tanto había amado. Nunca había vuelto por su patria, no se atrevía a contemplar las tumbas de los que aquel negro día perecieron junto con su felicidad.

- ¿ Cuentacuentos –pregunto una niña que no había perdido palabra de la historia que acababa de relatarles el anciano- eras tú el joven de la historia verdad?

- Pequeña, eso es algo que ni tan siquiera los hados saben – le respondió el hombre con una sonrisa en la cara.

La niña lo miró contrariada pero se quedó callada esperando una nueva historia del narrador.

sábado, 11 de julio de 2009

volando en el mar

Y ahora desde mi balcón con vistas al mar, me dedico a contemplar todo ese curso que consiguió volverme loca. Cosas que olvidar, cosas que recordar… pero un capítulo más en la que es la novela de mi vida. Tendría que agradecer que algunos me abrieron los ojos, si pensaba que el mundo era un lugar frio y vacio… me hicieron ver que era todavía más frio y vacio de lo que yo pensaba: la amistad es una quimera, el amor la mayor de las mentiras y el odio el único sentimiento que nos mantiene vivos aunque poco a poco nos sume en la locura.

Por fin a día de hoy, casi puedo afirmar que los vestigios de la venda que cubría mi rostro se encuentran a mis pies, puedo contemplar el mundo en su totalidad y solo unas palabras salen de mis labios: “no quiero volver”. Ahora vacías de significado, irán llenándose de él a medida que se acerque el momento de comenzar de nuevo la tortura. Busco una escapatoria pero no sé si me la concederán ¿me darán una nueva oportunidad dejándome marchar de ese instituto en ruinas que ahora es la tumba de mis recuerdos? Historias y más historias que descansan entre sus paredes.

Sigo engañándome pero esa mentira soporta el peso de un mundo que yo no quiero aguantar, ahora soy libre y nadie ni nada conseguirán someterme.

Una ola que rompe contra la playa consigue sacarme de mi ensimismamiento, recordándome que tengo hambre y comienza a hacer frio, lo mejor será que vuelva a entrar en casa.

lunes, 29 de junio de 2009

sola

Noto como su respiración poco a poco se va convirtiendo en una cosa demasiado liviana, lo mismo pasa con su pulso. Intento hacerle un masaje cardiaco, pero ya nada funciona, ha dejado de vivir, dejándome llorando, sin poder decirle lo que sentía.

Mis manos todavía están sobre su pecho intentando revivir un cuerpo muerto, las lágrimas ya caen por mis mejillas recordando todos los momentos que podríamos haber vivido y que por mi estupidez no vivimos. Quiero morir, estar a su lado, tener una nueva oportunidad y en el último momento abre los ojos, me sonríe y se va.

El dolor me desgarra, y como ya había pasado anteriormente, noto como mi alma se divide, quiero ir junto a él pero me doy cuenta de que se enfadaría conmigo, lo conozco.

Abrazo su cuerpo todavía caliente hasta que vengan los servicios médicos a decirme lo que yo ya sé, no hay nada que hacer, me ha dejado sola. Escucho la sirena pero no puedo ver la ambulancia, tan solo veo la oscuridad que me rodea. Me preguntan si yo también estoy herida y les respondo que no. Me apartan de su cuerpo, de su callado corazón y sé que nunca más abrazare ese cuerpo, nunca mas volveré a bailar al ritmo de su corazón.

martes, 23 de junio de 2009

"Cuidado, es peligroso"

Aquella mañana me había levantado tarde como había pasado todos los días de esa semana, no por nada hoy es viernes y es el día que más tarde voy a llegar, a soportar la mala cara de mi jefe.

En el limpiaparabrisas de mi coche había algo que odio, los papelitos de propaganda. Lo tire sin mirarlo sobre el asiento del copiloto, no sería más que una agencia matrimonial que necesitaba reclutar personas o un nuevo restaurante dándose a conocer. La carretera no podía estar más concurrida con lo que llegue todavía más tarde de lo esperado y mi jefe ya me esperaba en su despacho con la puerta abierta a la espera de que llegase para decirme lo ya habitual : “no te pago para que llegues tarde”… que bien me cae ese hombre.

Cuando por fin llego la hora de la comida, todas nos fuimos a comer a un bar cercano y el tema de conversación giro en torno a la apertura de un nuevo restaurante francés, y como no, se habían enterado por la maldita propaganda que nunca miro.

El día terminó al fin, estaría varios días sin verle la cara al pesado de mi superior, ¡dos días! Parecía increíble después de una semana soportándolo.

Ya en el coche, cogí la autovía y pensaba que en menos de un cuarto de hora estaría en casa pero no, había una caravana gigantesca… el día parecía no llegar a su fin. Todavía no había oscurecido del todo y como me aburría me dedique a mirar mi móvil… seis llamadas de mis amigas, si, llegaría tarde. En la radio sonaban las mismas canciones y no tenía ningún CD interesante así que, solo me quedaba mirar el papel que estaba boca abajo sobre el asiento que estaba a mi lado. Tenía colores llamativos, verde fosforito como fondo y letras negras, y como título “cuidado, es peligroso”, ese título me sorprendió ya que debajo estaba la foto de un corazón y debajo un subtitulo, “¿Cómo reconocer a un fichas?”. Las preguntas que allí se hacían eran acertadas lo mismo que la descripción que venía al final. Después venia otro subtitulo “el manual del perfecto fichas” (eso consiguió hacerme reír sin que pudiese parar). Punto 1, punto 2, punto 3…. Estaba de acuerdo con todos, este papelito estaba resultando muy divertido, tal vez mirase más a menudo la propaganda si ahora era así de amena.

Al final del papel y en letra más pequeña que lo anterior había un pequeño consejo: “intentaran hacerte creer que eres la única entre miles, la única estrella que brilla en el firmamento, pero solo quieren conseguir que te fijes en ellos y después no recordaran ni tu nombre, así que no seas idiota y pasa de los fichas, si eres chico porque son una dura competencia y si eres chica porque no deberías dejarte embaucar por el primero que te llama guapa”

Por fin pude llegar a casa pero en mi mente seguían sonando las últimas palabras del papel, y me di cuenta de que eran verdad y pensándolo bien, no era la primera vez que me pasaba ¡que feliz habría sido yo si ese papel hubiese aparecido unos años antes en mi vida!

Adiós

Y allí me encontraba, junto al punto que separaba mi mundo del suyo. Cogí mi espada y avance con paso decidido. Temía lo que me podía esperar al otro lado pero no tenia elección, el mundo humano no estaba preparado para un demonio. No cambie mi forma humana, prefería seguir escondiéndome en esa carcasa vacía para que nunca conociese mi verdadera forma, la forma de un monstruo. La puerta poco a poco iba abriéndose, podía notar sus manos en mi cintura, como ninguno de los dos no queríamos pronunciar el adiós que nos separaría para siempre pero sabíamos que pronto llegaría ese momento. Separe sus manos de mi cintura y avance poco a poco hacia mi destino, a cada paso las lagrimas inundaban mis ojos pero no quería que lo notase. Estaba frente a la puerta cuando note el impulso de decirle adiós, de decirle lo que sentía pero sabía que le haría daño con ello así que me trague mis lágrimas y avance hacia un futuro incierto sin mirar atrás.

viernes, 19 de junio de 2009

volver atras

¿Cuando volverán aquellos tiempos en los que todo se solucionaba con un caramelo? ¿En los que cada caída significaba volver a levantarse con la certeza de que la diversión continuaría y no te hundirías aun más? la respuesta es simple y clara... NUNCA. cada año, cada mes, cada día, cada hora, cada minuto, cada segundo... nos cargamos de mas responsabilidades, los problemas se convierten en cosas gigantescas, en la mayoría de los casos sin una base solida, tan solo comentarios escuchados de casualidad, pero en eso consiste la vida, en encontrar ese pequeño rayo de luz que nos ilumina, que nos guía, que nos otorga una felicidad efímera, pero perderlo, significa caer en un agujero insondable del que difícilmente podremos escapar, seremos desgraciados, pero después de todo, cometemos errores, somos humanos... pero aunque quieras seguir pensando que puedes solucionar los problemas con caramelos y lagrimas, tras la segunda caída te das cuenta de que los felices y despreocupados años de la infancia pronto quedaron atrás, ahora debemos enfrentarnos al salvaje mundo humano

escapar del destino

Miraba hacia la lejanía, sabia cual iba a ser su destino pero no tenía miedo. Calmaba su conciencia diciendo que era por obligación, pero sabía que tenía otra opción, mas no deseaba el rechazo de su tribu. Estaba lloviendo, era un día oscuro. Su largo pelo negro estaba empapado y sus rizos habían perdido forma. Las pinturas de su tribu se habían mezclado unas con otras hasta no ser más que colores sin forma sobre sus brazos, piernas y cara. Su ropa de pieles se había pegado a su cuerpo restándole movilidad. Caminaba despacio, recordando que tan solo debía poner un pie delante de otro, balancear el cuerpo hacia delante al compas que marcaban sus pies y no pensar, sobre todo debía no pensar pero se hacía imposible y pronto las lagrimas se confundieron con el agua de lluvia. Esperaba verlo llegar, tranquilo, no se esperaría nada. Estaba escondido entre su ropa, lo suficientemente a mano como para usarlo en el momento oportuno. Todo su ser temblaba, tenía miedo de lo que iba a hacer. Dejo de andar, no podía continuar dando vueltas, mirando hacia un paisaje que conocía como la palma de su mano sin apenas verlo, solo podía ver su rostro sonriente, sus promesas de futuro… todo truncado por el odio. Poco a poco dejo de intentar caminar, de intentar no pensar ya que sabía que era inútil. Se sentó en el suelo, apretando las rodillas contra su pecho, abrazándose a sí misma. No quería hacerlo, no quería terminar de aquella manera pero no podía evitarlo.

Un lobo se acerco entre la espesura. Su frio hocico la hizo recordar que todavía estaba viva, aunque eso no hizo más que hundirla ya que, seguiría viva una vez hubiese cumplido con su deber, una vez lo viese caer a sus pies.

Lo vio aparecer. Estaba como siempre, una sonrisa afloro en sus labios pero pronto perdió consistencia hasta caer en el olvido. No estaba más que a unos pasos cuando ella consiguió levantarse del suelo e ir hacia él. No quería hacerlo pero al llegar a su altura no pudo evitar echarse a sus brazos y cobrarse el abrazo que tanto necesitaba. Lloro como una niña pequeña sobre su hombro. El no dijo nada, simplemente le devolvió el abrazo intentando insuflarle algo de su alegría. Se acerco hasta su oído, temiendo decirle las últimas palabras, palabras que el ya conocía de antemano. Notó como sacaba la daga y la preparaba para hundirla en su cuerpo, noto las lagrimas recorriendo su cuello y la miro a la cara. Pudo ver el dolor en sus facciones, sus sentimientos hacia él, como no tenía escapatoria. El mismo cogió la daga de entre sus temblorosas y frías manos y dándole un último beso la libero del dolor de su asesinato.

Un lobo aulló en la lejanía, y a la vez que su cuerpo se derrumbaba en la soledad de su lamento ella rompió a llorar para no poder volver a parar, llorando por no ser valiente, por no poder seguirlo.

Ella

Podría decir que al fin se acabo todo, pero no es lo que en realidad pienso. Puede que fuese un desastre de curso y de notas, pero aun así me siento orgullosa de haberlo conseguido un año más. Empezó mal, tuvo un pequeño repunte, cayó en picado hasta hundirme, pero después volvió a salir el sol entre las espesas nubes, por eso y por mucho más me siento satisfecha, por haber sabido buscar la felicidad. Estoy triste y tengo ganas de llorar es ahora una de mis frases celebres, pero solo los que en realidad me conocen, saben que no lo digo por decir algo, por hacer bulto en la conversación, simplemente necesito un abrazo y un tazón de chocolate, que alguien me susurre al oído “todo ha sido una pesadilla” y que deje de sonar la canción triste que en ese momento suene. Debería dedicar muchas cosas a muchas personas, pero solo una se lo merece en realidad, por estar siempre ahí, por sus abrazos psicológicos, por todo lo que tuvo que soportar, porque es mi hermana gemela, por todo lo que ya ha pasado, por todo lo que está por pasar, muchas gracias por estar siempre ahí.

Esta completamente loca, aunque lo niegue es una de las personas más guapas que conozco y es de las que mejor hablan el idioma niño-pequeño. Aunque nadie tenía esperanzas en ella, supo dejarnos a todos mal y desde un cero llegar a un diez. Nos conquisto a todos con sus palabras amables, por sus sonrisas y por saber preocuparse de todos nosotros. Fue una gran psicóloga, un hombro sobre el que llorar, un diario sobre el que escribir y una gran compañera de risas. Todavía no hace más que unas horas que le he dicho adiós y ya me estoy dando cuenta de que la voy a echar mucho de menos, nos quedan los sábados me dice, pero poco a poco se creara un océano entre nuestras personas y pronto dejaremos de ser lo que ahora somos. Tengo la certeza de que esto no es el final sino el principio, la base de una gran amistad.

Ya ha pasado un curso entero. Hoy termina lo que ayer empezó.

sábado, 6 de junio de 2009

corre pequeña sombra, el sol se alza en el firmamento

Todo estaba oscuro, la luz del sol no iluminaba mis pasos por aquella ciudad siempre en penumbra, tenía miedo, pero sabía que el más mínimo error sería fatal.

Podía notar su cálido aliento sobre mi nuca, podía notar como deseaban probar mi sangre, pero debía continuar, ya solo faltaban unos metros para salvarme o para morir.

Continúe corriendo. La espada de plata me pegaba pequeños golpes contra mis piernas, recordándome que si algo salía mal, ella era mi última esperanza de no convertirme en uno de aquellos engendros, de volver a ver la luz del sol sin morir.

Esperaba que las viejas leyendas que contaban sobre aquellos monstruos tuviesen más de realidad que de ficción, sino podría convertirme en el almuerzo de aquellas bestias.

Mi capa ondeaba tras de mí, roja como la sangre, atrayéndolos quizá más hacia mi, pero la vida no tiene emoción si no hay riesgo, por eso, probablemente me ofrecí como voluntaria para aquel desagradable trabajo. Solo tenía una cosa clara, si todo salía bien, me pensaba tomar unas largas vacaciones al sol.

Ya podía ver la verja por la que había entrado, mis compañeros estaban atentos a la más mínima señal para sacarme de allí si algo iba mal, pero todos sabíamos que si algo iba mal, no habría una segunda oportunidad para mí.

La verja estaba abierta, ellos no la podían cruzar debido a la maldición que los había convertido en aquellas vestías salvajes. Me plante delante de la puerta dispuesta a acabar con tantos de ellos como me fuera posible... note como Lyan se ponía a mi lado dispuesto a morir en aquella misión.

Cada vez estaban más cerca, solo unos pasos, las espadas estaban preparadas para acabar con aquellas miserables vidas.

Tres pasos los separaban de nosotros

dos pasos...

-Hytmia, te quiero

Quizá fué eso lo que hizo que girase mi cara en el momento menos oportuno, pero gracias a sus reflejos mi vida humana continua durante unos segundos más.

Estamos luchando contra los primeros, pero de cada oscura calle llegan cada vez más y más...

siempre juntos

Cuando desperté, un sudor frío recorría mi espalda… otra vez aquella pesadilla, mi historia de terror.

Una noche lluviosa, un espectro oscuro, el accidente… su muerte. De eso hace ya casi un año, mañana lo hará, y el dolor todavía no ha desaparecido.

Intento volver a dormir pero, como siempre, el sueño no acude a mi llamada.

Aquel rostro perfecto, su mirada cristalina, todo perdido, separados por su muerte. Mi mente todavía poduede recordarlo, pero no durará mucho el recuerdo de su voz, sus brazos rodeando mi cintura, sus susurros a mi oído diciéndome que me quería, todo ha terminado.

El instituto, antes luminoso y con vida, es ahora un lugar muerto y oscuro, donde nadie es quien aparentaba ser. Todos decían ser amigos de todos, pero en realidad, nadie tiene verdaderos amigos.

El día pasó como si nada. Miraba el reloj a cada minuto, temiendo que el tiempo pasase, esperando no tener que volver a aquel lugar de pesadilla, donde tendría que enfrentarme, de nuevo, al dolor de su pérdida.

El día llegó, tan solo unas horas para el momento de reencontrarme con mis recuerdos, recuerdos que nunca me abandonarían.

Llegué andando, tarde como siempre, odie los coches desde ese día.

Ya estaban todos allí, sus padres, sus amigos… todos me miraron cuando me acerque. Desde aquel siete de febrero, era una muerta en vida, mi corazón seguía latiendo, pero frío y sin vida.

Cuando iba a irme algo llamo mi atención. Había comenzado a nevar. Entre la blanca nieve había un colgante del cual pendía la chapa que le había regalado en sus últimas navidades

La recogí de entre la nieve, una muestra del mal gusto de alguno de sus amigos. Estaba fría, lo mismo que estaría lo que quedase de su cuerpo.

Al darle la vuelta lo presenti, algo habia cambiado. Una inscripcion habia aparecido en un lugar en el que antes no habia nada.

"siempre juntos... vive por los dos"

Una lágrima recorrió mi mejilla, él siempre estaría a mi lado aunque no pudiese verlo.

Volví a la vida, haría lo que él me pidiese, viviría por los dos.

[…] pronto moriría, la enfermedad mortal que llevaba acosándome durante mis últimos diez años de vida estaba ganando la partida. El colgante todavía estaba sobre mi corazón. Allí llevaba sesenta y tres años.

Noté como la vida se escapaba entre mis manos, cada vez era más difícil respirar, el cansancio podía conmigo… solo un susurro salió de mi boca:

– Siempre juntos.

Mis últimas palabras en el mundo de los vivos se las dedicaba a él, ahora tan solo un débil recuerdo.

Cuando me desperté, volvía a tener de 17 años, ya no estaba sola, nunca más volvería a estarlo.

Había estado todo este tiempo junto a mí, y como decía su último mensaje, volveríamos a estar juntos, pero esta vez la muerte ya no podría separarnos…[…]

jueves, 4 de junio de 2009

maldicion y confinamiento

mi ropa esta echa jirones a mi alrededor. La lucha por conseguir aquel ultimo titulo mágico había mermado mis fuerzas hasta dejarme reducida a un ovillo tirado en el suelo por el cual nadie se iba a preocupar. Había pasado la ultima prueba de milagro. Había lanzado todos los hechizos posibles para reducir aquel indómito ser de fuego, pero por mas que lo intentaba no conseguía alcanzarlo. Fue en el ultimo momento, a la vez que caía de rodillas al suelo, cuando conseguí lanzarle mi ultimo recurso.

Estoy observando el techo de la sala del examen. Puedo ver las marcas de quemaduras que en el hay, no me preocupo, solo se que ahora estoy mas sola todavía que antes, no tengo miedo, he conseguido alcanzar mi meta, ser una verdadera hechicera. No intento levantarme, ya me vendrán a buscar cuando lo crean necesario. Noto una corriente de aire mas no puedo volverme para buscar el lugar del que proviene, prefiero contentarme con ese aire frío que calma mis músculos.

De repente, en la lejanía, escucho los pasos de un animal no demasiado grande. Algo, supongo que el animal en cuestión, abre la puerta de la estancia con su hocico. Solo cuando su rosada lengua acaricia mi cara me doy cuenta de quien es. Kira es ahora su nombre, pero no fue siempre así. Una maldición la convirtió en lo que ahora es, un can de negro pelaje y muy juguetón aficionado a dar lametones en la cara a cualquiera que este lo suficientemente despistado como para interponerse en su camino, pero aun así, todavía se puede apreciar en el brillo de sus oscuros ojos la inteligencia humana que nunca perdió.

lluvia y viento

Estoy tumbada sobre mi cama. Veo pasar las horas como si de siglos se tratasen. Necesito dormir pero se hace imposible... hace demasiado calor.
De repente, me encuentro entre gente desconcida, pero al fijarme bien, no puedo apreciar sus rostros, son solo marionetas controladas por un ser invisible. Una se cae a mi lado y los hilos que la sujetaban comienzan a sujetarme a mi pero, al intentar gritar me doy cuenta de que no puedo, ningun sonido sale de mi garganta. Intento correr pero las cuerdas me sujetan impidiendo que me mueva.
Mi corazon se acelera, el miedo recorre mis venas, mi corazon no aguantara mucho tiempo mas ese ritmo frenetico. Es entonces cuando lo veo entre la multitud. Él me ve pero aparta su cara, tengo miedo, intento gritar su nombre pero, al igual que antes, se hace imposible. Noto su mano fria en una de mis muñecas, noto sus frios labios apretados contra mi mejilla. Sus manos rozan las cuerdas que me aprisionan y estas caen al suelo muertas, vuelven a ser objetos inanimados pero, otras nuevas vienen en mi busca, en busca de mi vivo corazon.
Todavia puedo notar sus dedos frios alrededor de mi muñeca, como tira de mi, como intenta salvarme. Las lagrimas comienzan a correr por mi cara, esta salvandome cuando yo no movi un solo dedo por él, por que su corazon siguese latiendo, y ahi esta, intentando salvarme aunque yo no quiera hacerlo. Los hilos de este mundo de pesadilla se ciernen sobre nosotros, pero el se acerca a mi, seca mis lagrimas y me obliga a luchar, a luchar por los dos... Las cuerdas casi nos han alcanzado, veo como el cae, como no podremos alcanzar la meta.....

Es en ese momento cuando suena el despertador y me doy cuenta de que todo ha sido un mal sueño.

martes, 26 de mayo de 2009

circulo perfecto

Había visto caer demasiadas veces las mismas hojas, marchitarse las mismas flores arrancadas por las mismas manos infantiles. Veo caer las mismas lágrimas por los mismos rostros, veo como yo misma me voy consumiendo, poco a poco, a medida que mi mano recorre este folio. Noto el vacío que deja cada una de las palabras que plasmo, escribo para sentirme llena, pero nada puede vivir en este vacío. Vivo de recuerdos, una soleada ciudad, unas caras amables, pero todo me fue arrancado, ya no tengo nada. Rocé con las yemas de mis dedos la felicidad, pero esta se escabullo como si de arena se tratase. Dijo que no seria tan fácil, que tendría que esforzarme pero, yo me pregunto ¿a cuánto mas he de renunciar para ser feliz; para seguir respirando, para que mis ojos continúen abiertos y mi corazón permanezca latiendo bajo la espesa coraza que me cubre? Tengo miedo, no puedo evitar las lágrimas, no puedo evitar sentirme amenazada. Desearía coger esa oportunidad, seria tan fácil... ¿se quedaría la belleza?.
Pero mis cabellos, poco a poco, se han quedado blancos con el paso del tiempo, recordándome la decisión de vivir que tome antaño.
continuo sentada en la misma silla, observando el mismo cielo, las mismas estrellas, pero noto como algo ha cambiado, tal vez mi percepción del mundo, tal vez el mundo sea un animal salvaje al que mantienen encerrado, pero él no puede dejar de rugir buscando la libertad perdida, la libertad robada, como el río tiende al mar, como la felicidad tiende a escaparse.

viernes, 22 de mayo de 2009

es muy facil hacerlo si eres un personaje de ficcion

''Ya no quiero volver a levantarme, prefiero quedarme sentada observando, no involucrándome.''

Estaba tumbada en mi cama, escuchando toda la música que había en mi reproductor de mp-3.
En unos minutos habré superado por una hora la media noche pero no tengo sueño, me contento contemplando la luna, pensando en lo perfecto que sería vivir en ella, pisar esa tierra plateada, tierra de sueños y de nuevas oportunidades, pero entonces me doy cuenta de que no puedo alejarme de la tierra, de los problemas de los simples mortales.

Mi móvil comienza a parpadear... me puedo suponer lo que es, uno de mis mayores problemas. Decido no levantarme a mirar quien es ni que quiere, seguramente será alguno de mis compañeros de clase, los infantiles de los que ya hable en otro momento, preguntándome a la una de la mañana que examen hay al día siguiente, y luego te pasan por delante de las narices sus buenas notas sin estudiar contra mis mediocres notas estudiando, pero eso es otro tema del que hablare en otro momento.

Confías en las personas, forma parte de tu naturaleza como humanos, pero yo me pregunto el porqué de ese maldito hecho. La convivencia sería muy fácil, nadie te molesta, nadie se mete contigo ya que no tiene razones, entonces llego al tema de los amigos y es en ese momento cuando me doy cuenta de que realmente no existen. Llamamos amigos a personas en las que confiamos, a las que se lo contamos casi todo, a las que les pedimos opinión y por las que daríamos muchas cosas... es entonces cuando me doy cuenta de que, en la aburrida ciudad en la que vivo ahora... no tengo un solo amigo. La razón es simple, todos me han fallado.

Tras todas esas caídas, me he dado cuenta de que, confiar en la gente no me ha traído mas que desgracias así que aquí estoy, tumbada sobre mi cama, observando como una luz da vueltas y más vueltas y poco a poco me voy sumiendo en un tranquilo sueño, arropada por la luz de la luna que lo vela para que nadie pueda perturbar el descanso que tanto ansío, el poder volver a sonreír sin ser una máscara, el poder bajar mis defensas, el no sentirme atacada.

Poco a poco me voy quedando sola, tal vez no esté hecha para vivir en sociedad. Mis únicos amigos, los personajes de los libros a los que idolatro, los que tanto me han enseñado, ellos se caen y se levantan, luchan contra la adversidad y no pierden la sonrisa pero... es muy fácil decirlo, es muy fácil hacerlo si eres un personaje de ficción.

lunes, 18 de mayo de 2009

retazos del pasado

Mi capa arrastraba por el manto de hojas por el que se encaminaban mis pasos. Procuraba no hacer el menor ruido para no delatar mi posición, pero podía notar su gélido aliento de muerte en mi nuca.

Apretado contra mi pecho llevaba el libro por el que daría la vida si fuese necesario. Me dirigía al último lugar donde podría estar todavía segura en ese mundo de guerra y desolación. No sabía si verdaderamente todavía existía aquel lugar del que solo hablaban los libros más antiguos.

La noche avanzaba y yo necesitaba cada vez mas pararme a descansar pero sabía que eso era imposible, debía continuar avanzando aunque no supiese si mis pasos me encaminaban al lugar adecuado, solo tenia la certeza de que si me quedaba quieta, seria cuestión de horas el que me encontrasen y nos quemasen, al libro y a mí en la hoguera.

Desde la lejanía pude apreciar el relincho de un caballo, los muy idiotas no se habían preocupado de guardar ni siquiera sus pasos, eran los cazadores mientras que yo, la presa, pero no me rendiría sin pelear, aunque fuese lo último que hiciese me llevaría conmigo a muchos de los suyos.

Comenzaba a amanecer cuando por fin pude encontrar el descanso que tanto ansiaba, aunque la tranquilidad fue efímera. Mis ojos casi se habían cerrado cuando note como sondeaban el terreno colindante, y me apresuré a levantar mis defensas, que de poco servirían contra los mejores magos de la región.

Cuando creí que era seguro salir a campo abierto de nuevo, me sumergí a la carrera en un mar de cedros, en el que con sus rápidos caballos no podrían entrar. Avance todo lo que pude hasta caer exhausta. Me di la vuelta con mis últimas fuerzas para esperar a la muerte en una postura más digna. Los oí acercarse, pero sus pasos no sonaban al metal al que me tenia acostumbrada, del cual estaba habituada a escapar. En los ligeros pasos que ahora escuchaba, no habían ese tintineo a muerte, sino que estaban en consonancia con el terreno, cantando en armonía. Era lo más bello que nunca había escuchado.

Noté como alguien me levantaba en volandas, no pude mirarlo porque mis parpados se negaban a abrirse, o tal vez había perdido el don de la visión. La persona que me llevaba en brazos susurro algo en mi oído, era como una suave melodía, la misma que había escuchado cuando se había acercado a mí, y el mundo dejo de existir. Me sumergí en la oscuridad de los sueñosy solo era consciente de que, quien me había salvado, fuese quien fuese, me había permitido conservar mi mayor tesoro, el libro que todavía ocultaba bajo mi empapada capa.

sábado, 16 de mayo de 2009

luz de luna corre como veneno por mis venas

nada que decirte
cualquier palabra avivaría mi ira.
y deseo no coger esa espada
pero alguien la pone en mi mano.
Comienza la lucha
tu la luz, yo la oscuridad,
has dado en el clavo
y ahora has desatado algo que no puedo controlar,
no me obligues a luchar
porque ya no pertenezco al mundo de los humanos
ya no pienso
solo actúo
así que aléjate ahora que todavía tienes tiempo
antes de que mis dientes se claven en tu cuello
antes de que este en el aire
antes de que ya no haya vuelta atrás.

pasado

feliz sin razones aparentes
feliz porque si
feliz, simplemente eso
y nada conseguirá alterarlo
el ser como soy
el creer en lo que creo
el sentir lo que siento...
llorar sin razones
es algo que no va conmigo,
llorar por alguien;
tampoco.

simplemente disfruto de la vida
mientras vivo en un mundo inalterable
por nada ni por nadie.

cada enfado
cada amistad
cada sensación
cada nueva ciudad
dura un momento
que luego tal vez olvide.

no me importa como me vean los demás
soy como soy
con mis manías
con mis errores
con todo... siempre estaré ahí para los que lo merecen
mientras unos me odian e intentan olvidar
otros me recuerdan con cariño,
mientras unos me critican
otros me apoyan
pero el pasado es solo eso, pasado
y las palabras se las lleva el viento

viernes, 15 de mayo de 2009

fotografias

no podía parar de mirar las mismas fotografías,
una y otra vez.
no podía parar de escuchar las mismas canciones,
no podía parar de recordar
no podía parar de llorar.

todo era un cúmulo de sensaciones horribles
que cuando por fin dejaban libre su cerebro de sus acordes disonantes, solo quedaba el vacío, una oscuridad insondable que no deja lugar al descanso.
Temes a todo y a todos, no quieres salir de casa, solo quieres que el ruido pare, que el dolor de cabeza termine... dejar de soñar con mundos imposibles, dejar de vivir una mentira y que la ambigüedad que me envuelve desaparezca, poder ver la luz al final del túnel en penumbra en el que me encuentro.

Cuando lo necesite, hubo manos amigas a mi alrededor, tendiéndome una ayuda que necesitaba, personas de las que no me esperaba eso. Las personas que creí que estarían hay no estuvieron... algo bueno me deja todo este embrollo, ahora se quien merece la pena y quien no.

Poco a poco fue recuperando la felicidad perdida, poco a poco fue viendo la luz al final del camino, pero no pudo olvidar.

seguía mirando las mismas fotografías
escuchando las mismas canciones
escribiendo los mismos recuerdos sobre el papel,
pero nunca mas volvió a borrar
la sonrisa de su infantil cara,
nunca sus ojos se volvieron a empañar
por nada ni nadie,
y se dio cuenta que su tristeza se había convertido
en un vacío inmenso
que la alegría poco a poco invadía
conquistando un territorio perdido.

jueves, 14 de mayo de 2009

mediocre

''te acuestas tarde, te levantas temprano para estudiar, repasar lo que la noche anterior habías fijado en tu memoria... solo para llegar al examen y que, pudiendo haber sacado una buena nota, no sacaras mas que algo mediocre.... porque tu eres mediocre, y es algo tan propio de tu naturaleza como el respirar, así que es imposible cambiarlo ya que si no puedes dejar de respirar, tampoco puedes dejar de ser mediocre. ''

domingo, 10 de mayo de 2009

dias malos recordando un onirico pasado

Era uno de esos días soleados que te hacen disfrutar de las pequeñas cosas que te rodean, estas feliz sin razones... esos días me encantan pero desgraciadamente son muy escasos, por lo menos en mi vida.

El día había comenzado así, soleado, pero pronto las nubes de la amargura ocultaron la delirante luz de sol. La endemoniada canción volvió a sonar una vez mas y mis recuerdos afloraron a mi mente. Las lágrimas no tardaron en hacer acto de presencia.

Por qué la vida es tan desagradecida, es algo que no sé pero me gustaría que dejase de ser así. De cada tres días malos, tendría que concederte siete buenos pero, eso no ocurre ni ocurrió ni ocurrirá nunca, así que me voy a otra parte con mis desatinados sueños.

''sigo escribiendo, aunque mis sentimientos siguen siendo una incógnita, sigo escuchando las mismas malditas canciones que no me aportan mas que tristeza, pero entre toda esta mierda, se puede vislumbrar el rayo de luz que ilumina mi camino''

viernes, 8 de mayo de 2009

fisiscamente adultos, mentalmente infantes

Si crees que las cosas van mal... irán todavía peor y por desgracia, el hombre que dijo esto no se equivocaba, como tampoco se equivocaba al afirmar ''Todo lo que empieza bien, acaba mal'' que razón tenia, pero hoy no voy a escribir una parrafada sobre Murphy, otro día, sera entero suyo, pero hoy mi irritación no llega hasta limites desmesurados; por lo menos, hoy no.

Al fin es viernes, pero el suspiro de alivio, mi cara soñadora y el resto de cosas que ocurren cuando ya no tienes que hacer nada, no aparecen. La razón es muy simple.... han comenzado los exámenes y como no, me pasare el viernes, sábado, domingo y siguiente semana estudiando para poder sacar una nota mediocre. Pero no es eso lo que me molesta del mundo, me molestan todos aquellos que con sus estupideces consiguen hacerme enfadar. No soporto estar intentando atender en la aburridas clases de - muchas asignaturas- y que alguien intente contarte lo que hizo el día anterior (punto 1. ni me interesa tu vida ni nada por el estilo, punto2. por si no lo ves, ¡estoy intentando atender! y llegamos al punto3. donde a la persona en cuestión le da absolutamente lo mismo lo que tu estas haciendo y terminas atendiendo mas a su fantasiosa historia que a las explicaciones del profesor, única y exclusivamente por el echo de no ser una borde). Otros se dedican a tirarse cosas, que por desgracia terminan impactando en tu mesa y, ya sea por eso o porque no pueden estarse quietos ni cinco segundos, terminas prestando atención a esas nimiedades.

¿es comprensible ahora mi disgusto hacia toda esa gente?

pero, el mayor problema reside en que ellos, a los que no se puede considerar personas adultas más allá de jugar tirados en el suelo divirtiéndose echando carreras con sus coches de juguete, te dicen a ti, que estas tranquilamente sentada en tu pupitre leyendo un aburridísimo libro (desde su punto de vista) que deberías madurar cuando un día te ven feliz porque esta nevando, o hace sol (después de muchos días lloviendo). Eso es lo peor, que se crean superiores, que te den lecciones y consejos (no recuerdo habérselos pedido ¿tuve algún momento de enajenación en la que os pedí asesoramiento?, lo siento pero deliraba, perdonad la confusión) y en definitiva, que se crean que les caen bien a todo el mundo.

Como no, yo también caí en esa vorágine, pero por suerte sigo viva y puedo contar mi experiencia. Cada vez que pienso en ello, lo infantil y tonta que era me dan ganas de darle al botón de delete.

entonces, después de ver lo poco que me gustan las cosas, me hago una y otra vez la misma pregunta ¿acaso soy yo la rara? pero, prefiero ser una rara que hacer las mismas tonterías con las que ellos se ríen y tanto disfrutan. Eso no va conmigo, prefiero seguir sentada en mi pupitre que en el suelo.

Después de que las cosas hayan ido de mal en peor, el ciclo se repetirá...

lunes, 4 de mayo de 2009

una reluciente caja de tortura

Cuando llegue a casa, sobre mi escritorio habia una caja, que por su leyenda, podia imaginarme que contenia... unas converse nuevas.

No pude resistir la tentacion de ponermelas (por suerte no se habian equivocado con el color... solo las utilizo de color negro) y disfrutar de su llamativo color blanco reluciente y lo feas que eran. Cada vez que veo unas nuevas, no puedo evitar pensar lo mismo, por qué demonios las antiguas se tuvieron que morir.

Las llevaba puestas cuando esta mañana me encamine a la cárcel de tortura a la que voy seis horas cinco días a la semana. Al principio todo iba bien (aparte de que me deslumbraban), pero cuando me encontraba a mitad de camino comencé a notar una ligera molestia... que al llegar a mi destino se convirtió en dolor, un dolor que hizo acto de presencia hasta que me las quite y las tire lejos de mi vista.

Fue entonces, cuando buscaba bajo la cama mi nueva tortura cuando vislumbre de refilón unas converse destrozadas. Deje lo que en ese momento estaba haciendo y me puse mis antiguas all star, con las que había vivido tantos momentos únicos.

Nada mas ponérmelas, creí estas andando sobre nubes. Se amoldaban a la perfección a mis pies, nada me hacia daño... era todo un placer, así que, he vuelto a meter las converse nuevas en su reluciente caja, algún día me tendré que enfrentar a ellas... pero todavía no es el momento.

miércoles, 29 de abril de 2009

enfermedad y mal humor

me encuentro mal, y de lo único que tengo ganas es de tomarme un tazón de cola cao, acompañado de alguna pastilla que me quite el dolor de cabeza, y meterme en mi cama fría que en breve estará calentita... y dormir, dormir muchas horas. olvidarme de mis problemas y de mi dolor de garganta, el cual solo encontrara alivio cuando me encuentre sumida en la semi consciencia del mundo onírico.

Pero no, al llegar a casa tras un odioso día en un maldito instituto llego a la casa de los horrores donde todos son unos... HIPÓCRITAS.
las apariencias en este caso no engañan; todos se pisotean, hablan mal unos de otro y, para colmo de males, crean extrañas alianzas en la clandestinidad que rompen a la mínima que les ofrecen un trato mejor... zas... si te vi no me acuerdo, con lo que tu seguridad nunca esta garantizada y siempre tienes que estar cubriéndote las espaldas... divertidísimo, no te lo puedes ni imaginar; todo te lo puedes esperar en la mafia familiar.

retomando donde lo deje, llego a casa y, la seguridad que creía tener, murió esa misma mañana cuando se le ofreció un trato mejor a uno de mis carceleros, la fama de ser el mas cínico y la diminuta herencia, pero hasta lo mas mínimo les sirve para pisotearte. el saludo con el que me reciben al cruzar el umbral de la puerta es de lo mas... gratificante. los problemas comienzan, como los días anteriores y los que todavía están por venir, pero hoy no estoy de humor para soportar los chillidos de quien me espera en la cárcel.A pesar de que no digo nada y hago lo que me dicen, mi cabreo, poco a poco se va acrecentando cuando las culpas de su estupidez recaen sobre mi.

Llevo varios días callándome, pero hoy ya no los aguanto mas, no me encuentro bien, pero mi orgullo esta en juego. Voy a la cocina donde escucho a la mayor hipócrita del mundo refunfuñar y, le digo claramente lo tremendamente subnormales que son, a lo cual ella sigue gritándome pero... yo ya no estoy allí, estoy tumbada tranquilamente en mi cama, lo que llevaba horas queriendo hacer; pero poco dura mi calma ya que irrumpe en mi cuarto como una exhalación gritándome que soy una insolente por darle la espalda y dejarla con la palabra en la boca a lo que le respondo que me duele ya lo suficiente la cabeza como para que ella agravase mi situación. Sigo durmiendo, si es que a mi ligero duermevela se lo puede llamar dormir y, a la media hora exacta vuelve a entrar sin ni siquiera llamar a la puerta... viva la educción, y luego me dicen que sea educada con los que no lo son conmigo, pero pueden esperarse sentados.

Me chilla una vez mas ya que estaba dormida aunque a ella eso le diese igual, con lo que al final y tras mas gritos, me dirijo a tomar una comida que me sabe a rayos y que revuelve mas, si cabe, mi destrozado estómago.

Mis pasos me dirigen de nuevo hacia la cama y el descanso, que se ve interrumpido de nuevo cuando me repiten por enésima vez lo mismo... cuando salgas cierra la puerta con cuatro vueltas.... ¿cuantos años se creen que tengo?

cartas desde mathausen

Querido... no merece la pena escribir a quien va dirigida esta carta ya que sé, que nunca llegara a su verdadero destinatario.

Ya no me queda mucho tiempo de vida, así que he decidido contar, en este arrugado papel, mis vivencias en esta cárcel de oscuridad y dolor. Todo se podría resumir en un infierno, pero con eso no lo abarcaría todo. Cuando todo esto comenzó, sabía que mi vida daría un giro de ciento ochenta grados.

En mi anterior vida era una niña que conseguía todo lo que quería con lágrimas. Aquí eso ya no funciona. Al principio lo probé, pero esos repugnantes hombres solo reían, las humillaciones eran diarias y pronto aprendí a mantenerme fuera de su vista; fue entonces cuando me di cuenta de que mi vida de color de rosa había acabado y, de que ahora, debía enfrentarme a la cruda realidad a la que hasta ahora no había echo frente, por eso me juré venganza, una venganza que solo en mis sueños podía concebir. Era tan tremendamente maravilloso y gratificante imaginar que su futuro y sus vidas estaban en mis manos, como si de simples marionetas se tratasen, que pudiese desechar en cuanto me viniese en gana, el no pesar que era al contrario me proporcionaba la seguridad necesaria para enfrentarme al desolador día a día que se vivía encerrado entre esas cuatro paredes.

Nunca había trabajado, como ya he dicho, yo fui una persona acomodada, y los criados lo hacían todo por mi pero ahora, la realidad era muy diferente y habían cambiado los patrones que regían la sociedad.

Me encuentro en el fin de mis días, se que pronto vendrán a buscarme para llevarme a quien sabe donde, pero estoy segura de que mi vida aquí fue mucho mejor que la de muchas personas. Muchos temían por sus seres queridos, deseando que su futuro no fuese el suyo, sabiendo que se equivocaban; pero en mi caso, cualquiera que me importase había muerto mucho antes de que toda esta historia comenzase.

Pude ver como personas con las que había tratado, a las que había escuchado iban desapareciendo poco a poco. Cuando preguntábamos nos decían que se habían ido porque habían limpiado sus pecados y y no tenían por que estar aquí, y que a todos nos llegaría la hora, pero nunca me creí esa historia, por lo menos la referida a la parte de los pecados. Todo lo que nos decían era una mentira tras otra, nos creían estúpidos, y tal vez algunos lo fuéramos. Creo en mi propia seguridad, pero no en un ser superior que va a solucionar mis problemas, dificultades que yo misma tendré que remediar... tal vez ese fuese el porque de estar allí encerrada.

Al principio tenia fe en que algún día saldría de aquí, pero ahora ya no creo en nada, solo deseo una muerte rápida y sin dolor y que mis cenizas vuelen junto con mi alma, recorriendo todos los lugares, que el egoísmo y el desprecio humanos me negaron al encerrarme de por vida.

Los primeros rayos del sol están iluminando este trozo de papel. Es probable que sea la última vez que lo vea, pero no estoy triste, al menos, no como antes. Hace tiempo que deje de vivir; no soy mas que una cascara vacía para la que el tiempo no pasa, hace tiempo que las lágrimas se secaron y huyeron de mis ojos para no regresar jamas.

Estoy cansada, noto como la vida se escapa entre mis manos como si de arena se tratase, por eso me despido aquí, ya que la bella muerte camina a mi lado.

martes, 28 de abril de 2009

una estupida moda mas?

bueno, pensareis (jaja.. que feliz soy viviendo en mi mundo de gominola donde alguien, recalco el alguien, va a leer toda la basura que aqui puedo publicar) que soy una mas de esas pesadas y pesados que, por moda y por seguir a sus congeneres sin cerebro, o con él pero inundado de agua o alcohol, se han creado un blog.

es posible que asi sea... pero, un buen dia un sabio me dijo que me crease un blog para publicar la sarta de chorradas que escribo.. y aqui estoy. No le podia decir que no a un sabio asi que... primera entrada de un blog abandonado y que solo mi amigo imaginario visitara...