sábado, 1 de agosto de 2009

el anciano que contaba cuentos

El anciano sonreía feliz ante la visión de los niños rodeándolo mientras pedían que les contase otra historia.

Nunca pedía limosna, ni tampoco la aceptaba, decía que solo lo hacía para poder contemplar la sonrisa de los niños, que esa era su mayor recompensa.

Era un hombre de avanzada edad y ojos oscuros siempre alegres. Su larga barba cana estaba cuidada y a pesar de sus ropas, podía apreciarse que no era lo que aparentaba ser. Nadie conocía su nombre, para todos era “el cuentacuentos”. Tan solo se pasaba una vez al año por la aldea pero los niños lo esperaban con fervor. Cada año por las mismas fechas aparecía por el camino que llevaba a la aldea un carromato tirado por un caballo. Los niños corrían hacia él, y el hombre los recibía a todos con una sonrisa. Esa misma noche, sentado en su taburete, cuando la luz de la luna iluminaba la plaza central de la cuidad, el anciano comenzaba a relatar las aventuras de bellas princesas, ogros malvados y príncipes valerosos… y esa noche no iba a ser diferente.

Los niños esperaban intranquilos a que el hombre comenzase su relato, mientras sus padres intentaban en vano que su propia expectación pasase inadvertida. Un fuego estaba encendido y en él tenía perdida la mirada el narrador. Cuando al fin la aparto los niños ya no podían contener la emoción de escuchar otra historia, y el hombre no se hizo de rogar.

Relató la historia de un joven noble que veía la injusticia a la que estaba sometida su pueblo. Siendo aun joven, se había prometido que si un día era rey, trataría a sus súbditos como a sus iguales ya que todos eran personas. Como había jurado, instauro un reino de justicia y libertad. Su sueño pronto se vio truncado por la maldad de su primo el conde de Hibberten que veía peligrar sus planes de comandar los cinco reinos. El joven rey lucho hasta la extenuación por salvar a todos cuantos podía, pero sus esfuerzos fueron en vano y tuvo que contemplar el horror de ver a su gente esparcida por el suelo sin vida. Había matado a su primo y el trono seguía siendo suyo, pero ahora le parecía algo frio y vacio, sus sueños habían muerto junto con su pueblo.

Esa tarde un hombre entro en el pueblo, era un cuentacuentos. El rey, marcado por la muerte de todas aquellas personas no podía quitarse de la cabeza que había sido culpa suya, con lo que se acercó al hombre y le entrego las llaves de su castillo, pidiéndole a cambio que le enseñase la profesión de narrado. El joven sabía que dejaba el reino en buenas manos ya que conocía a aquel hombre desde que era un niño. El anciano acepto la propuesta, prometiéndole que intentaría reinstaurar lo que un día el rey había soñado. El joven sonrió pero una lágrima recorrió su cara, recordándole su fracaso.

Transcurrieron varios años hasta que el cronista creyó que el joven estaba preparado para soportar los duros inviernos y los cálidos veranos en los caminos en busca de la sonrisa de los niños.

Aquel joven, encontró la paz que ansiaba pero nunca se perdonó lo ocurrido en aquel reino de libertad y justicia. En vez de luchar contra dragones y salvar a bellas princesas prefirió iluminar la cara de los niños que un día llevarían su mensaje allí a donde fuesen.

Cuando el anciano termino de relatar su historia, una lágrima descendía por su rostro. A pesar de los años transcurridos, su corazón seguía roto por aquellas gentes a las que tanto había amado. Nunca había vuelto por su patria, no se atrevía a contemplar las tumbas de los que aquel negro día perecieron junto con su felicidad.

- ¿ Cuentacuentos –pregunto una niña que no había perdido palabra de la historia que acababa de relatarles el anciano- eras tú el joven de la historia verdad?

- Pequeña, eso es algo que ni tan siquiera los hados saben – le respondió el hombre con una sonrisa en la cara.

La niña lo miró contrariada pero se quedó callada esperando una nueva historia del narrador.

4 comentarios:

Simone Solitaire dijo...

Con esto te has coronado, Lara :D

Oli dijo...

o_O es muy muy bueno, me encanta =D

Y. dijo...

Beautiful, beautiful.
Un beso Lara ;)

Alba Harlijkz. dijo...

wow Lara te encontré de casualidad, me encantó tu historia :O deberías escribir tú los diálogos de teatro u.u.
No me puedo unir a tus seguidores T.T

soy Alba xD.

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