viernes, 4 de septiembre de 2009

sol naciente

Las luces estaban apagadas cuando llegué así que no me tomé la molestia de entrar en casa. Era una noche fría pero no por ello dejaba de ser hermosa. La luna llena iluminaba mis pasos, las estrellas guiaban mi camino y la oscuridad me abrazaba recordándome que no estaba solo.

Caminé hasta el precipicio, despacio, como hacia siempre que me acercaba para mirar hacia la línea en que se confunden el cielo y la tierra. Adoraba aquel lugar, era el mejor sitio para recordar el pasado, todo lo que había pasado aquella tarde.

Me tumbé cerca de su borde, con mis brazos entrecruzados a modo de almohada. Abajo, muy abajo, podía escuchar el mar batiendo contra la roca negra, como llevaba haciéndolo años. Mi respiración se fundió con ese sonido.

Estaba allí, pero mi mente se encontraba a miles de kilómetros ¿Por qué había pasado? Todavía podía recordarlo. El sol iluminando su rubio cabello, sus ojos azules me miraban como si fuese la primera vez que me veía y en sus labios, una sonrisa. Bailaba al ritmo de una música que solo ella podía escuchar… era perfecto, solo existíamos nosotros. Fue entonces cuando ocurrió, cuando aquella bella tarde se convirtió en el ocaso más triste de mi vida. Habían pasado dos años, hoy hacía dos años, en los que no he podido parar de pensar, de culparme.

Me situé en el borde del barranco y desde mi altura contemplé las piedras que había al pie del acantilado, donde la había visto por última vez. Seria tan fácil, tan tremendamente fácil seguirla, solo necesitaba una corriente de aire, un pequeño empujon y volveríamos a ser el mismo ser. El sol comenzaba a salir, no me había dado cuenta de la hora que era; el momento había pasado.

Fue entonces cuando la vi, transparente como el cristal, voluble como el humo, pero ahí estaba, mirándome, sonriéndome. Si estaba loco, esa era la más bella locura que nunca podría existir. Alargué mi mano, si tenia que seguirla aceptaría gustoso ese precio, pero ella la rechazo y sonrio con tristeza, mientras los rayos de un sol naciente la hacían desaparecer.

5 comentarios:

Oli dijo...

También me gusta :D
Si lo hubiese escrito yo el final habría sido que el chico se cayese al ver ese mmm reflejo por llamarlode alguna manera xD

Y. dijo...

Es precioso Lara, realmente bonito.
Me gusta la combinación de colores de tu blog :D
Un beso.

Simone Solitaire dijo...

Uoh, qué cabecera más bonita... xD
La descripción de la derecha no sé, no me gusta. Demasiados defectos en unas líneas tan pequeñas, pero bueno, poco a poco.

Y sobre esta historia, no tengo mucho que decir, salvo que no viene mal ese cambio de aires con los finales (en la variedad está el gusto ^^)

Un beso!!

Alba Harlijkz. dijo...

Lara me encanta en serio chica. Presentate a cosillas porque de verdad vales.
Cada día tengo más entusiasmo por llegar y leer tu blog. Un besazo ^^

Slide Away dijo...

Solo una palabra: me encanta (:
Cuidatee (;

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