martes, 20 de octubre de 2009

Maldito

Notaba su respiración, cuanto le costaba, y como esta se acompasaba a la suya. Había sido doloroso, todavía lo era y seguramente siempre lo seria, pero a pesar de todo, odiaba aquella maldición por encima de todo, aunque ahora se sentía vacio. Su cuerpo no volvería a transformarse en una bestia, esta siempre caminaría a su lado, compartiendo su mente, eternamente ligada a su persona sin poder distanciarse, sin la posibilidad de volver atrás. Había roto el conjuro, pero el mismo se había roto en mil pedazos diseminados en dos cuerpos conectados.

Aquel lobo que caminaba a su lado tenía unos ojos demasiado inteligentes, se lo habían advertido, ya no era humano y no podía vivir entre los civilizados. Durante años intento vivir en la comunidad de los licántropos pero ellos adoraban a la luna, amaban convertirse cada plenilunio en bestias salvajes, mientras él lo odiaba y trataba de resistirse sin éxito. Intento buscar una solución, la que fuese, pero por mas magos que amenazaba, por mas pócimas que tomaba, cada luna llena su parte irracional salía a la luz; hasta que lo encontró.

Hacía dos días que se había convertido por última vez, y su cuerpo todavía sufría transformaciones, por lo que robo una capa con capucha para poder ocultarse de miradas indiscretas. Los guardias de la muralla le habían intentado para el paso, pero aquellos ojos ambarinos inspiraban temor. Había oído hablar por primera vez del hombre al que buscaba esa noche hacia solo cuatro años. Sus hermanos hablaban de él con temor, era la única persona capaz de separar a la bestia y al hombre, y eso para ellos sí que era una maldición, no lo que tenían ahora, que lo identificaban con la libertad.

Ya se había dado por perdido cuando una noche de luna llena, en el claro de un bosque, escucho los aullidos enfebrecidos de un lobo. Se debatía contra los barrotes, quería seguir siendo un lobo por toda la eternidad, pero él deseaba todo lo contrario. Lo observo durante algún tiempo hasta convencerse de que la solución estaba al alcance de su mano.

El pueblo estaba dormido, y solo se podía ver la luz de una vela que salía por una ventana. Abrió la puerta y se encontró a aquel hombre de capa plateada sentado, leyendo a la luz del fuego. Levanto lentamente la cabeza y cuando reconoció los rasgos que se ocultaban bajo la capucha, sonrió. Llevaba tiempo esperándolo.

Cuando despertó, la realidad y la ficción se fundían sin posibilidad de separarlas: un pueblo, un anciano con una cura, un intenso dolor y la oscuridad. Abrió los ojos lentamente, deseando que aquellas imágenes de su mente fuesen reales. A su lado un lobo comenzaba a desperezarse y a su lado.

5 comentarios:

Miss Champagne dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Simone Solitaire dijo...

Me ha gustado, algo me habías comentado sobre este, no?
Me he estado fijando que ya tienes un porrón de entradas, escribes a un ritmo mucho más constante que el mío. Anda que mi texto de los lobos... joder qué mal, en todo este mes no he avanzado nada ^^'
En fin, me voy a despedir por esta vez. Sé que tengo entradas viejas por leer, pero esas tendrán que esperar.

Un beso

Desirée Pérez Valle dijo...

Hola esta si que soy yo, mi palabra esta un poco en entredicho, pero como te dije me pasaria un dia a firmar y leerlo con calma (mi memoria para esto falla pero en fin). De momento el asunto lo veo curradin y me gusta...asi que voi leer por ahi mas entradas y demas porque me llama bastante.

Ya hablamos el lunes. Cuidate, saludos.
fdo:Des

Oli dijo...

Me gusta :) Quizás tiene alguna parte algo liosa de entender, pero en general me kunde ^^

Víctor dijo...

Así que ésta es la entrada de la que me hablaste...
Está muy bien hecha, me gusta mucho tu manera de narrar, todo lo que puedo decir es que espero algun día hacerlo como tú :)

un beso

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