viernes, 16 de octubre de 2009

Tan solo déjame respirar

Estaba sentada una vez mas en aquella mesa de color verde que le habían comprado para que algo a su alrededor fuese alegre y luminoso, pero no se lo parecía, era una condena mas, algo alegre en un mundo terrible. Ella tenia una mesa enorme y de un color verde alegre, y un niño a millones de kilómetros se estaría muriendo porque la genética miraba por la especie, no por el individuo. Estaba perdida en sus cavilaciones cuando escucho un sonido extraño. Comenzo a buscar por toda su habitación, hasta que dio de bruces con aquel baul que había cerrado hacia años, ya que abrirlo significaba caer al abismo, y ahora estaba en su borde, pero aquel sonido tenia algo que la atraía irremediablemente, como los polos opuestos de un iman se atraen, ella tenia que saber de donde venia aquel sonido, no podría alejarse del borde hasta que lo supiese, no podría pasar pagina. Se quito el colgante del que nunca se separaba, y de el seleccionó una pequeña llave dorada con la que abrió el pesado candado que rodeaba aquel baúl. De entre todos los dibujos, recuerdos y demás, una caja sobresalía. Era pequeña, poco mayor que su puño, y era de allí de donde salía el sonido. Dirigió su mano al lugar en el que deveria haber estado su corazón, pero solo encontró aquella vieja cicatriz y entonces recordó como había sido: harta del dolor que le causaba cada latido, se lo había arrancado, y lo había depositado en aquella bonita caja. De aquello solo quedaba una cicatriz, pero al crear el vacio, se dio cuenta de que, por muy doloroso que respirar había sido, eso la mantenía viva, y ahora tan solo vivía de recuerdos, pensó que nunca mas volveria a latir; pero ahí estaba, en la habitación en la que había ocurrido todo, con la caja entre sus dos manos, notando como , cuanto mas cerca estaba de si misma, con mas fuerza se comprimía y expandía, como si el también lo ansiase, el sentirse vivo de nuevo. Abrio la caja con manos temblorosas, temiendo lo que allí pudiese encontrarse, pero todo estaba tal y como lo había dejado la ultima vez. Millones de espinas lo rodeaban, y entre ellas, petalos rosas que se habían vuelto negros, manchados con su sangre, testigos de su traición. Lo acuno con sus manos, y los sintió calido, no frio como aquella ultima vez, y fuerte, ganando vitalidad a cada segundo que pasaba, cada milímetro que se acercaba. La herida se abrió poco a poco, mostrando el oscuro vacio en el que deveria estar el musculo que se encontraba entre sus manos, y allí lo deposito, odiándose a si misma por haber caído una vez mas, en aquel circulo vicioso, del que volveria a salir malherida.

4 comentarios:

Y. dijo...

"pensó que nunca más volvería a latir"
Como todos, muy bueno, doloroso, real, pero muy bueno.
Un besito Lara, cuídate mucho.

Víctor dijo...

Caray, que reencuentro más amargo...
Pero ahora su corazón vuelve a latir.

Oli dijo...

Me pregunto si sé por que va... El corazón, que putada más grande eh xD A veces, sería mejor dejarlo apartado en un baúl para siempre... Solo a veces

Simone Solitaire dijo...

Hmm, creo que de esta entrada ya habíamos hablado, no?
Me ha llamado la atención tu mención especial hacia la genética. Por cierto, sabes que los gases nobles son hermafroditas? Pues sí, ya te lo explicaré un día de estos... xD

Vigila las tildes, sé que soy un pesado pero ya no puedes permitirte el lujo de tener esos fallos.

Y lo de arrancarse el corazón y meterlo en un cofre no es una gran idea. Que se lo digan si no al bueno de Davy Jones.

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