lunes, 1 de febrero de 2010

Piel Cobriza

Sus pies se movían al compás de la música. Fuera la nieve caía incansable y sus ojos, cada vez que miraba por aquella empañada ventana, se iluminaban como los de la niña de cinco años que, años atrás, la contemplaba por primera vez.

Cada tarde de sábado iba al mismo local y quemaba la poca grasa que le quedaba en el cuerpo bailando, imparable. Puede que no fuese la más guapa, ni la más inteligente, pero tenía algo que nadie más podría tener nunca… y era la libertad.

Todos se movían lo justo para que pareciese que se lo estaban pasando bien, pero no lo suficiente como para lograrlo, pero ella era diferente, muy diferente. No importaban las miradas de odio de los demás presentes, simplemente seguía la música mientras su cuerpo, en armonía con las ondas que vibraban a su alrededor, se movía creando una bella danza.

Su piel cobriza destacaba con su blanca ropa, posiblemente también la miraban por eso, pero ya no la hacía sentirse mal, era como era, y así se aceptaba. No tenía los ojos claros, ni el pelo rubio, ni era alta, ni tenía la piel blanca, pero algo si tenía: en sus ojos marrones, una chispa de energía siempre se adivinaba.

4 comentarios:

Víctor dijo...

Tras largo tiempo sin comentarte en el blog vuelvo...
Así que diferente, libre,... quizá sea deseable, pero difícil de conseguir. La propia aceptación, junto con la libertad, es una de las principales causas de la felicidad :)
Si que leo tu blooog!!

Simone Solitaire dijo...

Yo también lo leo. No tengo mucho que comentar, pero lo cierto es que también lo leo ^^'
Este también me ha gustado. Estás mejorando a pasos agigantados.

Y. dijo...

Un beso Lara, espero la próxima!
Cuídate.

Oli dijo...

A veces, renunciamos a la libertad... Igual es estúpido, no sé si será lo más correcto, pero lo hacemos.

Me gusta mucho el último parrafo ^^

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