lunes, 19 de abril de 2010

Una vela sin oxigeno

Ya no puedo más, por más que intento seguir mirando hacia adelante, por más que todo me alentaba a vivir, mi esencia se consume como una vela que necesita oxigeno y no puede encontrarlo, ya no hay. Ya no puedo con mi vida, es una carga demasiado pesada para mí liviano y casi transparente ser. Es todo tan oscuro, tan fatal, tan horrible, que lo único que deseo es volver a aquel rincón oscuro de mi cuarto, bajo mi mesa, abrazarme a las rodillas y dejar de existir, pensar que nada de esto está pasando.

Tantos problemas sin solución, a cada esquina me persiguen, y mi carrera contra reloj se vuelve pesada, mis piernas ya no reaccionan, solo corren por inercia, no conozco la meta…solo un pensamiento: corre.

Mis ojos están demasiado brillantes, mi mirada perdida. El mundo se ha vuelto vacio, sin color, sin sonidos… pongo un pie ante el otro, intentando mover la tierra con mis ligeros pasos, mi huella en este mundo, tan solo un pequeño rasguño en su fuerte coraza.

He superado tantas piedras grandes, que ahora me he caído ante esta tan diminuta, pero ya no tengo fuerza. No puedo sentir el dolor de mis rodillas al golpearse contra el suelo, en mis manos se han clavado pequeñas piedrecitas, cruzo mis piernas y las observo embelesada, como si fuese la primera vez que me daba cuenta de mi esencia. Lentamente me quite cada una de las piedrecitas, una a una, observando la marca que dejaban sobre mi piel, y me pregunte si esa sería la marca que yo dejaría, una marca que desaparecía al cabo de pocos minutos.

A cada segundo, el ruido se acercaba, los problemas se acercaban una vez más a mí, eran tan grandes y yo tan pequeña, que me pregunte como podía haberme escapado, como podía haber luchado. Me quede allí sentada, mirando al vacio, mientras se acercaban… ya nada importaba, había llegado el momento de partir.

2 comentarios:

Oli dijo...

En la vida no puedes rendirte Lara, hay que seguir por dificil que sea y las marcas que dejamos, por pequeñas que puedan ser, son recuerdos que estarán ahí, siempre.

mochila oxigeno dijo...

Interesante! Saludos

Publicar un comentario